Capítulo 3

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(Teresa)


Me desperté asustada al no reconocer donde estaba pero enseguida me di cuenta que estaba en la habitación de uno de los hombres que me poseían ahora.

No me acuerdo en que momento había llegado aquí y me habían cambiado de dueños.

Estos dueños de ahora eran más considerados que los anteriores, de momento no me habían usado para ellos.

Los dos eran muy grandes, pero podía sentir que él que tenía al lado era más musculoso.

Me iba a levantar pero note que algo me lo impedía. Levantando un poco la sabana vi como un brazo rodeaba mi cintura. Me paralice.

Cuando él se despertó se movió hacia su lado poco a poco, quitando el brazo de encima de mí.

-Buenos días –dijo bostezando.

¿Ese bostezo era porque no había dormido bien? ¿Le habría molestado mientras dormía? ¿Debería de haberme ido al suelo para que él estuviera cómodo? ¿Se enfadara conmigo ahora?

-¿Quieres desayunar? –pregunto como si nada.

Asentí.

-Genial, además hoy me toca cocinar a mí así que puedes tomar todo lo que más te guste.

Se levantó de la cama y se estiro dejándome ver lo musculoso que era. Ya lo había notado cuando me llevaba de un lado a otro pero verlo era más impresionante. Podía llegar a dar miedo.

Se fue al armario cogió algo de ropa y se metió en el baño. Me quede ahí parada, esperando.

-Puedes coger lo que quieras del armario para vestirte –dijo saliendo cambiado del baño.

Yo me levanté, fui al armario y mire. Normalmente no me pedían que me vistiera preferían que no usara nada más que mi collar.

Estos nuevos dueños me lo habían quitado. No lo entiendo pero lo agradecía ya que me dolía mucho ya por el roce.

Cogí una camisa blanca y mire al hombre buscando su aprobación.

-Creo que tendrás frio solo con eso –se acercó, puso la camisa en su sitio y saco una sudadera y unos jeans- esto mejor, quizás te irán algo grandes pero un cinturón lo arreglara.

Asentí y empecé a quitarme el suéter que llevaba.

-Espera a que me vaya o vete al baño –dijo sorprendido.

Se avergonzaba de ver mi cuerpo ¿No le gusto? ¿Está a disgusto conmigo? ¿Me va a devolver?

-Estoy en la cocina cuando acabes vienes ¿Si?

Asentí y él se fue. Me cambie de ropa, aproveche para ir al baño a hacer mis necesidades. Salí de la habitación y me guie por el ruido hasta la cocina.

-¿Todo bien? –me pregunto cuando me vio.

Asentí.

-Buenos días –dijo el otro hombre apareciendo por detrás de mí.

Me fui al fondo de la cocina, tampoco era muy lejos ya que era pequeña, y me senté en el suelo, esperando. El hombre que acaba de llegar se acercó a mí, se puso de cuclillas y me miro a los ojos.

-¿Ya a dicho algo? –pregunto.

-No –contesto él que estaba cocinando, poniéndose detrás de él- pero que mal educados somos. Yo soy Liam y este mi hermano Ethan.

-¿Eres muda? –pregunto Ethan.

Negué con la cabeza.

Me habían enseñado a no hablar, escuchar y obedecer son mis funciones.

-¿No? ¿Y porque no dices nada? –pregunto Liam con curiosidad.

Pase mirada de uno a otro sin saber qué hacer. Técnicamente me estaban diciendo que hablara pero eso yo no debo de hacerlo.

-¿Cómo te llamas? –Insistió Liam- por lo menos dinos eso, para poder llamarte de alguna manera.

Me podían poner el nombre que ellos quisieran, el que más le agradara como todos habían echo antes.

-Teresa.

Lo dije lentamente, esperando su reacción. Casi no puede reconocer mi propia voz del tiempo que hacía que no hablaba.

Ellos se sorprendieron al escucharme hablar. Me miraban como si hubieran visto un milagro.

-Bonito nombre –dijo Liam- ya está el desayuno.

Volví a asentir.

-Genial, estoy hambriento –se quejó Ethan.

Sirvieron el desayuno igual que la otra vez. ¿Volvía a ser una trampa? ¿Igual que como hizo unos de mis anteriores dueños? Me pusieron la comida en la mesa y cuando me dijeron que comiera, me senté en la silla junto a él y nada más probar el primer bocado se enfureció y tiro el plato al suelo para luego usarme para su placer ¿ellos harían lo mismo? Creo que lo mejor era no arriesgarse.

Cogí la comida y me senté a los pies de Liam. Era él que yo creía que era mi dueño ya que era él que parecía estar más sobre mí, él que había dormido a mi lado.

Ellos se me quedaron mirando otra vez.

-Puedes comer sentada en la silla –dijo Liam.

Yo no me acaba de creer así que me dedique a acabar mi plato. Tenía hambre, estaba famélica. Estos dueños son generosos con respecto a la comida, cosa que agradecía. Seguramente era porque le daba asco mi cuerpo. Yo también me daba asco a mí misma.

Me sentía como un saco de huesos que al mínimo golpecito me salía un cardenal. Llena de heridas y hematomas que cuando se iban mis dueños se asegurarían de volver a poner.

-¿Más? –preguntaron los dos con humor al ver que había acabado y ellos no iban ni por la mitad.

Asentí y enseguida volví a tener el plato repleto. Me lo comí igual de rápido.

En cuanto acabamos Ethan se fue a trabajar y Liam me llevo al salón, dejándome sentada en el sofá.

-¿Quieres ver la televisión? –Dijo pasándome el mando- Yo tengo cosas que hacer.

Parecía decepcionado conmigo mientras se ponía en la mesa con su ordenador y tecleando con desgana. Tenía que hacer algo, no podía dejar a mi dueño descontento conmigo o tendría represalias después.

Baje del sofá y gatee hasta debajo de la mesa, Liam pareció no notarlo. Me situé entre sus piernas y alargue la mano para frotarle el lado interno de los muslos.

-¿Qué haces? –grito Liam saltando de la silla en cuanto noto mis manos sobre él.

La silla cayó al suelo y Liam quedo en pie mirándome como si estuviera loca. Se ha enfadado ahora me castigara. Agache la cabeza en modo de arrepentimiento y me encogí todo lo que pude, cerrando los ojos esperando a que comenzara el castigo.

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