Capítulo final 14

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(Teresa)


-¿Queréis jugar? –pregunte susurrando a Nico y Diego.

-Si –contestaron bajito a coro.

-Correr a donde los perros, que estará El tito Ethan, y decirle. Es la hora de jugar y os engancháis a por él, pero con cuidado –les advertí.

-Vale –dijeron al tiempo que salían corriendo a por Ethan.

Me quede viendo como corrían, hasta que desaparecieron de mi vista. Ya tenían cinco añitos, y estaban de un revoltoso que acaba con mi fuerza. Por suerte tenia a Liam a mi lado y Ethan a quien le mandaba los niños a traición, como ahora. Pero no le importaba, aunque luego me dijera que tenía mucho morro.

Eran muy parecidos a Liam, nadie podía poner en duda que no fueran suyos, de mí apenas habían heredado nada.

-A eso le podemos llamar juego sucio –escuche a mi espalda.

Sonríe inconscientemente al escuchar la voz de Liam. Que se acercó y me abrazo por la espalda.

-Pero es divertido.

-Sí, eso no te lo puedo negar –dijo besando mi cuello.

-¿Tu también estas revoltoso?

-Siempre que estoy contigo –me giro entre sus brazos.

Apoye mi cabeza en su pecho.

-Tengo envidia de ti –comente.

-¿Por qué? –pregunto, aunque él ya sabía a lo que me refería.

-Porque no se parecen a mí –me queje.

-Claro que se parecen, cada vez más. ¿No notas su sentido aventurero?

-Ese eres tú.

-También. Pero ellos son más curiosos y no tan brutos como yo solía ser. Eso seguro que es tuyo.

-Si me lo pones así... -dije mirándole.

-También hay otra solución.

-¿Cuál? –pregunte confusa.

-Hacer más, hasta que alguno se parezca a ti.

-Serás bruto –me queje dándome un golpecito en el hombro al tiempo que negaba con la cabeza.

-Si ya te lo he dicho –dice sonriendo.

-Tengo que decirte algo importante –dije poniéndome seria de golpe.

-¿Qué pasa, princesa? –sonó preocupado.

-Yo te quiero mucho pero –empecé a fingir que lloraba.

-¿Pero qué? –dijo mirándome fijamente.

-Pero no sé si voy a quererte más a ti o al bebe que estoy esperando.

Se quedó parado por un momento, en shock. Hasta que se dio cuenta de que le había dicho que volvía a estar embarazada. Salto de la felicidad y me cogió en brazos dándome vueltas en redondo.

-Voy a ser papa.

-Ya eres papa –le recordé –cuando logre poner los pies en el suelo.

-Lo sé, pero ahora lo seré más.

De la nada empezamos a escuchar música y matasuegras. Aparecieron Nico y Diego saltando con gorritos de fiesta.

-Fiesta, fiesta –gritaban.

-Enhorabuena –dijo Ethan apareciendo tras los niños, también con un gorrito -¿Pensabas celebrarlo a solas y me mandaste a los niños?

-Puede ser –dije haciéndome la inocente. Me había pillado de pleno- ¿Cómo lo has sabido?

-Tienes dos niños que por caramelos le cuentan todo a su tito preferido.

-Eres el único que tienen.

-Por eso soy su favorito.

Hicimos una fiesta improvisada los cinco, en la que no faltaron las risas, las charlas y el amor.

Era todo lo que podía desear en esta vida. Estaba rodeada de todos a los que quería y me querían a mí. ¿Se puede ser más dichosa? Yo creo que no.

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