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"dame tu corazón y tu alma, y la vida siempre será así, la vie en rose"

―damas y caballeros, estamos aquí para presenciar el día en el que las almas de estos dos amantes, se unirán eternamente―empezó hablando el cura, porque por más que su boda haya sido por civil, no quisieron dejar la cursilería de lado, y contrataron a un cura falso; donde supuestamente los estaba casando.

y eh allí el corazón de ambos palpitante como si fueran recién nacidos, y sus ojos llenos de lágrimas y destellos de amor, donde se miraban sus pulcros trajes blancos, y sus zapatos relucientes, tan igual que las sonrisas que compartían ese día tan especial.

como siempre, ambos dejaron de escuchar a su alrededor para empezar a mirarse con un amor inmenso, tan pero tan inmenso, que podría salirles el corazón del pecho. estaban tan enamorados; tanto como cuando empezaron a salir, tanto como cuando se dieron su primer beso, como su primera vez, como cuando se mudaron a vivir juntos, tanto como cuando namjoon le propuso matrimonio, tanto como ahora y lo que seguirá de sus vidas.

el amor era para siempre, gracias al cielo, el universo se había puesto de acuerdo para juntar sus almas en un sello eterno, donde su alianza estaba escrita por las mismísimas estrellas desde el día en que nacieron. todo esto ya estaba preparado, porque ambos se amaban, de la manera más verdadera y reluciente que, se podría llegar a imaginar que son almas gemelas, y ver su amor también te hacia creer en ellas.

quizá si lo eran, quizá eran almas destinadas a enamorarse, quizá el destino los unió aquel día de lluvia cuando a un lindo castaño se le cayó la bufanda, y cuando la fue a recoger, por accidente un lindo morocho la había pisado y llenado de barro.

quizá al viento le habrían dicho que haga que aquella bufanda se caiga, quizá los zapatos de namjoon ese día debían estar sucios, quizá él debía ser despistado para no darse cuenta de la bufanda en el suelo, y quizá seokjin debía ser amable con él por más que le haya embarrado su bufanda preferida.

los quizás podrían ser. pero el ahora era hermoso, y todo aquello que los había hecho parar a enamorarse, los hacía estar más que agradecidos. por que ahora mismo estaban casándose, prometiendo amarse por siempre, y jurando amor eterno.

ninguno de los dos podía decir nada, la emoción les carcomiael estomago, y las manos les sudaban por los nervios; como enamorados primerizos.

era algo maravilloso de ver, dos personas amandose en su boda, en el atardecer, junto a una hermosa fuente del parque donde solían ir cuando apenas salían.

no les importaba que el lugar no fuera el adecuado para hacer una boda, lo adecuado no es una negación para hacer lo que quieran, no cuando ese adecuado lleva un significado para ambos.

el cura siguió y siguió hablando, ellos sumidos en la belleza de el otro, hasta que las dulces palabras que venían esperando desde hace meses, fueron dichas;

―entonces, señor kim namjoon, ¿acepta como esposo a kim seokjin, en la salud y en la enfermedad, en el bien y el mal, hasta que la muerte los separe?―el cura dictó las palabras mágicas, mientras que el lindo sonido del piano tocando una dulce melodia los hacia sentir en un lugar indicado, y en el tienpo preciso.

―ni la muerte nos puede separar, acepto.

―y usted, señor kim seokjin, ¿acepta como esposo a kim namjoon, en la salud y en la enfermedad, en el bien y el mal, hasta que la muerte los separe?―volvió a repetir, llamando la atención de seokjin, que lo miro con una sonrisa dando a ver que estaba tan contento como sus labios le permitían sonreír.

―sí, digo, acepto―luego de decir aquello se puso colorado al ver que no había dicho "acepto" desde un principio, namjoon se limitó a verlo con una sonrisa enorme, su lindo príncipe era el ser más tierno de todos.

―entonces, por el poder que se me otorga, los declaro marido y marido―y por fin, su alianza estaba cerrada; estaban casados.―puede besar al novio―dijo mirando a ambos, no muy seguro de quien daría el beso, pero entonces namjoon se abalanzó sobre los dulces y carnosos labios de su marido.

―al fin, namie―le dijo seokjin en un tono bajo cuando ambos se separaron, y los aplausos por parte de familia y amigos no se hicieron esperar

―al fin, príncipe―le dijo, volviendo a besarlo con intensidad, agarrandolo de la cintura, y tirando su cuerpo un poco para atrás, mientras que las manos de seokjin se encontraban aferradas a su cuello.

la noche callo, y el baile llegó, para luego dar por finalizada la boda, donde ambos se fueron a un hotel a pasar la primera noche de casados, disfrutando de sus cuerpos por primera vez como maridos.

seokjin sintió rosa, sabía que de ahora en más todo sería color de rosa junto al amor de su vida, junto a namjoon.

FIN

la vie in rose ;; namjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora