006. solo

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CHAPTER SIX: ALONE

hyunjin se arrepintió de haber gritado apenas reparó en que ahora estaba solo, y es que él sabía que no debió reaccionar así. creyó haber superado todo lo qué pasó en su vida, pero en cuanto chan mencionó su nombre, todo se derrumbó de nuevo.

recordó su relación con jeongin, como solía ser dulce y tierno al principio, tratándolo bien, dándole sorpresas y regalos siempre que tenía oportunidad. hasta que se fueron a vivir juntos.

ahí, fue cuando empezó el infierno. jeongin solía ser cariñoso y cómodo, ¿cómo el amor se volvió tan violento?

recordó las veces en que solía venderlo por un par de billetes, para tener que comer en la noche. manos donde no deberían estar, cuerpos que no deseaba, golpes en lugares privados, voces y sonidos sucios junto a su oído.

chan había pasado lo mismo, y no era culpa del teñido, era culpa de jeongin, y siempre sería su culpa.

salió de la cabaña y empezó a correr, intentando encontrar al mayor, pero el bosque se veía oscuro y hyunjin tuvo miedo, pero aun así entró a buscar a bang, sabiendo que si no lo hacía en ese momento no lo haría nunca.

luego de media hora de ardua búsqueda, hwang se dio cuenta de que no lo encontraría. sus ojos se llenaron de lágrimas y una espesa gota recorrió su mejilla, la tocó asombrado al ver la humedad en la punta de su dedo. ¿acaso estaba...?

un sollozo escapó de sus labios y miró su pecho, sorprendiéndose al ver que estaba llorando. había pasado tanto tiempo sin llorar que no recordaba cómo se sentía; mientras vivía su infierno jamás se permitió derramar una sola lagrima, cuando se retrajo en sí mismo y su cabaña jamás lo hizo, mientras creaba su jardín nunca lo había hecho, mientras dejaba morir su jardín tampoco, y ahora estaba llorando todas las lágrimas que se habían acumulado en su corazón.

el cielo lloraba y hyunjin también.

todo era su culpa.

sintió el peso del mundo caer sobre sus hombros.

gritó.

lloró.

gritó hasta que su garganta sabía a sangre y sentía que el dolor nunca acabaría. temblaba bajo la lluvia, y fue cuando reparó en que no traía ni un abrigo para cubrirse. otro motivo más para seguir llorando.

intentó regresar a casa, pero no sabía de dónde había venido; gritó de nuevo pidiendo ayuda, pero nadie lo escuchaba, o si alguien lo hacía, no tenía intención de ayudarlo.

estaba solo.

END OF CHAPTER SIX

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