T R E S

2 0 0
                                    

Miraba su maleta una vez más antes de ponerla en el maletero del auto de su hermano. Estaba vieja y desgatada, pero seguía siendo la maleta con la que había abandonado la mansión hace casi diez años. Su madre se la había regalado para su viaje de luna de miel, aunque en aquel entonces ni siquiera tenía novio. Andrés cerró el porta equipaje con fuerza, despertándola de toda ensoñación.

- Muévete, ya es tarde- dijo.

Ella ingreso a la parte de atrás de auto sin decir una palabra y su hermano estaba en el asiento del copiloto. Estaba bastante oscuro, pero ella quería salir lo más rápido posible de allí, para que nadie se diera cuenta de que se había ido. No porque no la dejaran irse, sino que quería evitarse despedidas innecesarias.

- ¿Cómo es ella?- miraba a la ventana, viendo poco a poco las luces de la ciudad reflejarse en el vidrio del automóvil, como si fuera la primera vez sintió la excitación de encontrarse en el centro del mundo- Lili, me refiero. Estoy segura de que es chiquitita, con ojos verdes como su mamá y cabellos rubios, también con una sonrisa dulce. Me la imagino igual a Ana.

- Pues estas un poco equivocada, hermana- se rio el castaño desde la parte de adelante del auto.

Podía observar a la chica desde el espejo, parecía otra persona muy diferente a la joven seria y tímida que había desaparecido hace tanto tiempo. Esa mujer apoyada en la ventana era sonriente y soñadora, quien parecía perderse en su cabeza de tanto en tanto. No era lo que esperaba encontrar en su lugar, para empezar, nunca en su vida se hubiera imaginado como iban a encontrarla. Pero mucho menos olvidaría como había visto a su hermana hacer un baile sexy. Casi estallaba en risas al recordar la forma en que la sangre subió a las mejillas de Andrés.

- Es igual a Nicolás- le explicó- Cara algo estirada, con ojos grises y cabellos castaños oscuros, para su mala suerte tiene la nariz algo chueca de papá y es un poco más alta que las niñas de su edad.

La morena se quedo pensando un rato en silencio.

- Entonces, no será muy bonita de grande- dijo, el cobrizo al volante abrió los ojos con sorpresa, pero pronto entendió que no había ninguna maldad en las palabras de la morena- Pero lo podemos arreglar, mírame: yo era igual a Dani de chica, pero crecí y me empecé a maquillarme un poco más, las cosas mejoraron.

Adela volvía a jugar con el borde de su bata blanca, que ni siquiera se había cambiado. Se sentía algo perdida sin saber de que hablar con aquellos dos. Hace tanto que no los veía que sentía que no los conocía y no sabía que les gustaba o no. A fin de cuentas la gente cambiaba, no porque ella se hubiera ido tendría que ser diferente.

- Ella ya es lo suficientemente linda- la voz de su hermano se había apagado un poco- No necesita nada de eso. Solo queremos que no nos la quiten esta bien, solo irás allá y tomaras su custodia, nosotros haremos el resto.

- ¡No!, no solo quiero hacer eso. Oye, ella me necesita ahora.

- Ella no te ha necesitado en diez años, ¿Por qué tiene que se diferente ahora?. Ni siquiera sabía que existías, hasta que se lo contamos hace unos meses- intervino Andrés.

- ¡Ah!, entonces va a ser así los dos se pondrán en mi contra, esa niña necesita de un modelo. Además yo no sabía de su situación, de haber sabido...

- ¿Qué? ¿Hubieras hecho algo diferente?- dijo, mantenía el volante agarrado con fuerza, ya que sus nudillos se pusieron blancos- Es muy tarde, no puedes venir ahora y decir que no te hubieras ido, ya esta hecho. Si ella necesita un modelo, de lo que sea, que lo busque contigo o tu hermano o Tomás, pero te juro que no lo hallará con una prostituta.

- ¿Es eso lo que te moleta, Andrés?- el tono de furia de la mujer aumentaba a cada segundo- no logro decidirme sabes, no sé si eres un buen tipo por hacer esto o un desgraciado y renconroso ex que solo quiere lastimar.

- ¡Ex!, ¿Crees que me interesa eso?, ¿Crees que lo hago por ti?. Por supuesto, que crees eso, eres una egoísta.

Entonces y tan de golpe, fue cuando el conductor giro su cabeza en dirección a la muchacha detrás de él. Daniel se sintió espantado y por breves segundos vio su vida pasar frente a sus ojos, junto a un camión de alto tonelaje, justo al lado del auto en el que iban ellos. Puso sus manos en el volante para tratar de equilibrarlo e impedir que el auto se saliera del carril.

- Bueno, ya basta, es interesante ver esta pelea que debieron tener hace como diez años; pero saben que, no voy a permitir que la tenga mientras yo este montado en un auto con ustedes dos.

- Perdón- Andrés se volvió a acomodar el cinturón y miraba en frente con el ceño fruncido.

- No importa- Daniel se dio cuenta que ninguno de sus dos acompañantes volverían a dirigirse la palabra e un buena rato, aunque para su próxima parada en un hostal faltaran varias horas e incluso otros dos días para llegar a su destino- Bueno esto es lo que sucederá:

--Llegaremos al hostal, esta como a cuarenta kilómetros- le informó a su hermana- cuando lleguemos a San Pablo resolveremos nuestras condiciones de la custodia. Eres bienvenida a quedarte en mi casa Ade, pero tenemos que resolver como limpiaremos tu historial y te haremos ver como una persona responsable para quedarte con Lili. No puede ser tan difícil, solo tengo que preguntarte algo ¿Te quedarás esta vez?

El silencio volvió a inundar a el carro, es que Adela no quería volver a vivir de esa forma. De acceder, no solo estaría aceptando la responsabilidad más grande de su vida al hacerse cargo de su sobrina, sino que también estaría aceptando volverá vivir una vida llena de mentiras, teniendo que fingir ser alguien que no era en definitiva.

Pero por otro lado, ella ya había hacho suficiente daño en su vida y haría lo que fuera para repararlo, no había estado para su hermano cuando más la necesitaba y ahora su sobrina estaba sufriendo el desamparo total. No era justo, pero así era la vida. ella debía de estar dispuesta a renunciar a su libertad para apaciguar un poco su conciencia de la culpa que la carcomía por dentro.

- Esta bien, al menos por un tiempo si- dijo, la sonrisa de su hermano se extendió por todo su rostro hasta que soltó un carcajada sonora.

- Esto no es así Adela, no es un caso de tal vez o quizás, aquí es todo o nada, ¿estás dispuesta a apoyarnos con Liliana, si o no?- Hablaba muy enserio, la mirada gris del hombre frente a ella la absorbía y pocas veces se sentía así de presionada.

De cualquier forma no tenía mucho que perder, nada de hacho, nadie la esperaba y tampoco la querían de verdad. No tenía caso aferrarse a un de libertad que siempre había sido difuso y poco claro. Y aunque le costaba ver la verdad, se daba cuenta, que hasta la mula mas terca, debía ceder en algún momento.

- Si, si lo haré, voy a hacer todo lo que me pidas.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jan 06, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

En la obscuridadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora