Esta historia ha sido publicada, desde el seis de julio de 2023, en libro físico, de la mano de Ediciones B y Penguin Random House. Únicamente es necesario buscarla por el mismo título (o a través del enlace del final) para disfrutar de los múltiples cambios y mejoras realizados.
Agradecimientos infinitos a todos los que la apoyasteis desde el principio, y que me habéis permitido cumplir un sueño.
A continuación, dejo el prólogo oficial, deseando, de corazón, que os encante. ¡Un abrazo fuerte!
Un nuevo alumno forma parte del atrezo del bosque. Las huellas que deja tras de sí podrían continuar allí al menos unos minutos, pero no lo hacen. Ni siquiera pretenden expe- rimentar un periodo tan breve de amenaza, conscientes de lo que estas raíces tan profundas custodian.
El pelo negro y desaliñado de Quim contrasta con su piel blanca y sus facciones marcadas. A menudo se preguntaba si su rostro reflejaba las malas experiencias que había vivido, si lo ensombrecían. Y es que el nuevo alumno del bosque ha tenido la oportunidad de reír y disfrutar, de sentir esperanza y ternura, de confiar y experimentar gratitud, pero siempre de forma puntual. Nunca ha sido suficiente. Los cambios, la incertidumbre, la soledad y el rechazo jamás le han ayudado. Y en La Liande la felicidad va por clases.
Para él esto supone un nuevo comienzo, una oportunidad de cimentar algo más, de conocer a gente nueva y, quizá, de hacer amigos. Si bien es cierto que las gestiones para matri- cularse en el internado suelen ser lentas y desesperantes, por suerte para los huérfanos la piedad agiliza el proceso. Así que, a pesar de todo y antes de la primera clase del último año, Quim ya estaba allí, de pie en la entrada, con la maleta que le ha acompañado por La Mequissa, La Godasse y Las Pompas.
Se aprieta los cordones de los zapatos. Lo hace con rabia, frustrado e impotente. Tose y experimenta pequeños momentos de asfixia que aumentan su nerviosismo.
La primera vez que intentó atarse los cordones fue a los ocho años y medio. Desde una ventana, observó cómo una de las enfermeras del orfanato le enseñaba a su hijo a hacerse el nudo correctamente. Le daba instrucciones con rimas, como si fuera un cuento, como si atarse los cordones fuese una gran aventura. Desde la ventana no distinguía algunos de los movimientos, y por eso siempre lo hace mal, porque nunca ha aprendido uno de los pasos.
El enfado le permite avanzar. Arranca moras de unos matorrales y hace marcas que hieren los árboles para saber si ya ha pasado por ahí. Quiere conocer la entrada del bosque, por si los traidores que le metieron ahí le recompensan con una visita. En su mente, solo así dará algo de tregua al dolor. Lo único que le desconcentra son las marañas de ramas con su movimiento arbitrario, capaz de ir contra el viento. Quim necesita aprender del entorno, memorizar el mapa de cada raíz y cada roca. Anticipar los estruendos, conocer su origen y diferenciar el punto cardinal del que proceden gracias a una brújula mental que —y esto lo sabe bien— es indispensable para sobrevivir ahí. Así, durante toda su vida, en cada etapa trascendental de su educación, ha sabido suplir la falta de oportunidades con esfuerzo.
No está ahí por casualidad o por una imprudencia; ha sido engañado por los que pensó que serían sus amigos. Es un retorno a lo que creía haber dejado atrás, una nueva traición. Siempre ha estado solo, pero conoce el momento exacto en que eso dejó de ser un problema para él. La noche en que ya no extendió la mano para encontrar otra que se la sujetara tras una de sus pesadillas, porque ahora eran de carne y hueso.
El sol hace acto de presencia. Ilumina el bosque como cualquier otro día, pero cuando un nuevo alumno entra en él, lo hace de otro modo, con un tono que despierta los temores de todo el que lo observa.
El timbre del internado anuncia el comienzo de las clases y del año académico. Con su sonido chirriante alcanza todos los rincones de La Liande, como en los cursos anteriores. Las nuevas incorporaciones afrontan el despegue con incertidumbre. Saben que lo que viene es desconocido; los veteranos, apáticos, ya no reaccionan al exceso de ruido.
Quim está lejos del timbre. Desearía estar ahí para escucharlo, marcando los tiempos de un nuevo hogar, pero las huellas que ha dejado a su paso ya se han borrado, y no sabe si se reencontrarán. Porque ahora, a través de él, lo único que ha hallado en su nuevo hogar es la venganza.
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¡Sal del bosque!
Teen FictionQuim acaba de llegar al internado de La Liande, uno más en la larga lista de centros que acumula a sus espaldas. Esta es su última oportunidad, un nuevo comienzo. Sin embargo, durante la primera noche un grupo de chicos le incita a colarse en el bos...