Todo por ti.

Aún recuerdo el día que nos conocimos. Eras un chico lindo, caballeroso y muy amable, hoy en día puedo decir que eras el chico perfecto. No nos conocimos de la manera más común, pero fue especial a su manera. Es lo que más extraño, esos días en los que éramos unos críos, sin conciencia alguna del mundo en que vivíamos.
Me enamoré casi al instante.
El día que me propusiste matrimonio lo tengo presente en mi memoria, vívido; te había crecido la barba para entonces y ya eras un hombre.
Pero el más vívido de mis recuerdos es el de aquella noche.
Aquella noche que marcó nuestras vidas, aquella noche que acabó con nuestros sueños de una familia, una casa y unas tardes de diversión, acabó con mis ilusiones de lo que sería una vida plena para ambos; pero no había acabado con nuestro amor, no para ese entonces al menos.
Cometiste un error, y te perdoné, y me duele decir que en el proceso te perdí.
Y ahora vivo con dolor, pero puedo decir que no me rendí sino hasta al final, puedo decir que lo di todo por ti.