1

223 27 7
                                    


Todos corrieron por el bosque, aún así seguían charlando.

— Eres un lento Nobunaga. — Dijo Toyohisa esquivando al anciano.

— ¿¡Que esperas de alguien que tiene cuarenta!?

— Toyohisa, ¿Tu edad? — Habló Yoichi.

— Treinta. — Se dibujo una sonrisa socarrona entre los labios del chico.

— ¿Chiyome? — Esta vez preguntó a la chica.

— Veinticinco — Su sonrisa se ensancho mas.

— Diesinueve. — Presumió de si.

— ¿A que viene esa sonrisa? — Antes de que siquiera pudiera contestar Nobunaga disparo dándole así a un soldado directamente en la cabeza, los dos pequeños elfos se encontraban asustados, miraron a los drifters sorprendidos.

Se adentraron cada vez mas para llegar a la aldea, Yoichi y Chiyome asesinaban rápidamente a los soldados que estaban por ahí, mientras que Toyohisa y Nobunaga iban corriendo hacia el centro del conflicto. Donde al llegar miraron el desastre, cadáveres por acá y por allá y gente asustada. Toyohisa asesinaba a los soldados hasta dar con el general.

— ¡Dame tu cabeza, general! — En un rápido movimiento lo tiro al suelo, y con la vaina de la katana lo dejó gravemente herido. Se levantó y miro a los elfos, a uno le extendió la katana. — Asesinalo.  — Al ver que no le hacian caso continuo. — ¡Asesinalo!, ¡Tu amigo grita por venganza!

Chiyomi apareció en la escena y se coloco al lado de los Elfos mientras limpiaba su arma de la sangre que había derramado. Miro a los chicos elfos y los recordó, ellos la habían salvado, se acerco y acaricio sus cabezas.

Los elfos se levantaron en armas y miraron a los Drifters, Toyohisa en el centro, Yoichi a la izquierda, Nobunaga a la derecha y Chiyome en el centro pero atrás de Toyohisa.

Sin decir ni una sola palabra se marcharon de ese lugar, simplemente dejando a aquellas criaturas de puntiagudas orejas emocionados, ¿Esos eran los peligrosos Drifters?, Pues a todos les encantaban.

Chiyome, quien caminaba atrás con tranquilidad mirando la espalda de aquellos hombres sentía diversos dolores en distintas partes de su cuerpo, tal vez rapones por que se estuvo chocando con ramas todo el rato, era de largas piernas, y aunque el kimono si la dejaba caminar bien había perdido las sandalias, se preguntaba del por que estaba ahí en ese momento, bueno, al lado de un bárbaro Toyohisa, el gran arquero Yoichi y por su puesto el que es siempre traicionado Nobunaga, aunque, no era muy lejana a este último y su apellido había tomado fuerza desde épocas bastante lejanas al Japón feudal dudaba de cierta manera en su aquellos hombres la conocían.  Suspiro pesadamente, Yoichi lo notó.

—Chiyome, ese suspiro fue muy largo. —El joven azabache sin duda alguna le parecía totalmente hermoso, de él había leído pero los  dibujos no eran para nada fieles.

—¿Te parece?, Estaba pensando en la perdida que tendrá Japón con mi muerte, ¿Ahora quien entrenara a las bellas damas para asesinar? —Se lamentaba, era el único trabajo que sabia hacer, matar de la manera mas hermosa y sutil posible. Yoichi simplemente no podía creerlo, claro, habían entrenado a las mujeres para proteger a la familia, sabían usar todo tipo de armamento simplemente para mantener al hogar unificado, pero en sus tiempos jamás enviarían a una mujer al campo de batalla o por información... ¿Que tanto había pasado Japón para que las damas hicieran tales atrocidades?

—Callate mujer, que con o sin nosotros mataremos a cada bastardo que invada nuestro hogar. —Vociferó Nobunaga. Chiyome sacos su abanico y cubrió la mitad de su cara al abrirlo, fruncio el ceño.

—No sabia que las bestias hablaban. —Ella era una fina mujer, odiaba en su mayoría a los hombres, hombres enemigos por supuesto, por que había tenido grandes aliados que la habían apoyado; era una niña cuando comenzó su historia. Japón siempre había estado hundido en guerras, sus padres habían sido asesinados frente suya en su propia casa por la corrupción de los Samuráis el primero en caer fue su padre, protegía la entrada de su casa con una larga espada, un corte a la cabeza. Después su madre quien había escondido a ella y a su hermano menor bajo el piso de su humilde morada; una espada en el corazón.

Saquearon todo, se lo quitaron todo, lo único que podía hacer en callar la boca de su hermano quien lloraba y apretar sus labios rezándole a los dioses que los protegieran de aquellos malos hombres.

Esperaron toda la noche, cuando las llamas de la casa los obligaron a salir de su escondite, salir por atrás para huir hacia el bosque, entonces una certera flecha en la cabeza cabeza de su hermano la prefiero obligo a dejarlo y correr por su vida. La capturaron, por su puesto, una niña, con la piel tan blanca como la leche, con los ojos grandes y labios carnosos. Creó que para su familia fue la mejor suerte, una muerte que acabara con todo lo que ella viviría.

Aunque para ella fue suerte en su familia su orgullo fue dañanado, el orgullo del apellido Mochizuki. Manchado en sangre por aquellos estúpidos Samuráis que se aprovechaban se su poder.

Cuando llego a la base del enemigo lo primero que hicieron fue violarla, tenia trece años cuando paso. Todos esos asquerosos hombres poniendole las manos encima mientras se turnaban para violarla sin sesar, estaba segura que cuando su cuerpo ya no sirviera la asesinarían.

Fue entonces, que los mato a todos.

Un rato después ya estaban los drifters en el castillo abandonado, tenían una extraña sensación así que sigilosamente salieron.

— No puedo contactar con el gran maestro... Y esa bola de estupidos están haciendo un desastre, ¿Que hago? — La bola de estúpidos apareció frente a la chica la cual se asusto y soltó un grito horrorizada.

— ¡Les dije que alguien nos observaba!, ¿Quien eres? — Exclamo Toyohisa.

— ¡Ayuda!, ¡Un loco me va a matar!

— ¿¡A quien le dices loco!?, Dinos quien eres o dejare que Nobunaga se haga cargo de ti.

— ¡Ahhhh!, Soy Olmine, ¡Hechicera del grupo Octubrist! El gran mago me ordeno vigilarlos así que ayudenme.

— No la entiendo señorita — Chiyome ahora era la mas cuerda del lugar. — Pero eres perfecta para ser una kunoichi. — Se acerco a ella y comenzó a tocarla — Le gustaras a cualquier señor feudal. — Olmine se alejo mas asustada que nada.

— ¡Yo tampoco entiendo nada!, ¡Explicalo! — Toyohisa no dejaba jamas su actitud gritona.

— Huh... Bueno... En este mundo llamamos "Drifters" a hombres y mujeres como ustedes los cuales vienen de otro mundo. Y el trabajo de la organicacion Octubrist es reunirlos para que puedan pelear con los llamados "Ends".

— A la mierda con eso. — Dijo Toyohisa.

— A mi nadie me manda. — Nobunaga se sentó tras decir estas palabras.

— Ni hablar. — Dijo de mala gana Yoichi.

— ¿Te atreves a darme ordenes? — Chiyome tenia su abanico en mano y lo agitaba mirando con asco a la chica que hace unos segundos rogaba por que ella misma la entrenara.

— ¿¡EHH!? — Exclamo Olmime. Si pensaba que los japoneses eran unos cabezas duras, ahora lo confirmaba.

Drifters Donde viven las historias. Descúbrelo ahora