13: "Tratamos de dormir aquí"

191 10 2
                                    



Repito su acción de quitarme los zapatos y entro a la tienda de acampar, para luego cerrarla desde adentro, miro a Santos que está sentado en medio de la tienda y arrodillada me acerco a él.

El sitio no es tan espacioso, pero es el suficiente para estar los dos cómodos. El idiota de Mauricio efectivamente ha puesto una colcha, por lo menos, y tenemos una sábana y una almohada.

Miro a Santos y este me mira fijamente sonriendo, se puede notar la tensión a nuestro alrededor, y no me refiero a tensión de la mala e incómoda, la tensión sexual se puede cortar con un cuchillo, está latente a nuestro alrededor.

— Ven aquí – dice Santos finalmente acostándose y se quita la gorra dejando su cabello libre sobre la almohada, palmea su pecho y yo sonrío y me acuesto a su lado apoyándome en su pecho.

Santos rodea mi cintura con su brazo y sus manos rozan mi costado por encima de la ropa en una suave caricia.

— Hey – me llama en un susurro y yo me levanto un poco y le miro, con delicadeza quita los lentes de mi rostro y los pone a un lado con su gorra. Gira de modo que queda sobre mí y une nuestros labios.

Su beso es lento y poco a poco se va haciendo espacio entre mis piernas, su lengua invade mi boca en la constante guerra de poder cuando el beso comienza a subir de tono y mis manos tiran suavemente del cabello de Santos, mientras que sus manos recorren mi cuerpo por encima de la ropa.

Sus manos bajan a mis mulos y me hace enredar las piernas en su cintura, haciendo así que pueda acercarse más a mí y que su erección cubierta por la tela del jean roce justo en mi entrepierna haciéndonos jadear a ambos en la boca del otro, masajea mi trasero y me aprieta contra sí para lograr más fricción, no puedo evitar morder su labio inferior suavemente para no gemir y sus labios se apoderan de mi cuello suavemente, reduciendo por el momento la intensidad.

Santos besa, lame y chupa mi cuello hasta un punto totalmente excitante pero sin llegar a dejar marcas de ningún tipo, su barba roza con mi piel y en lugar de darme cosquillas me estimula aún más. Tiro de su cabello cerrando los ojos y arqueándome hacia él, dándole más acceso a mi cuello.

De un momento a otro Santos nos hace girar y quedo sobre él, con mis piernas a ambos lados de su cadera, encajada a la perfección en su regazo, no necesitamos hablar en este momento, simplemente vuelvo a unir nuestros labios en otro choque de hormonas, estrógeno y testosterona. Sus manos firmes y seguras me recorren, me acercan a él aún más, si es que es posible, y me hacen moverme sobre su regazo para restregarme contra su erección.

La realidad es que siempre me habían preocupado esta clase de situaciones, me preocupaba no saber lo que se debía hacer, ni cómo actuar. Pero ahora que el momento llegó, me doy cuenta que solamente hay que dejarse llevar, no creo estar haciéndolo mal. No es precisamente el "Choque de miradas cargadas de emociones y decir sin palabras lo que sentimos mientras nos amamos y entregamos el uno al otro", no, es simple y vanamente algo carnal, un deseo pasional que está latente en nosotros y nos impulsa, nos guía a actuar por impulsos.

Me separo de sus labios unos pocos centímetros para poder recobrar el aliento y continúo moviéndome sobre su regazo. Santos aprieta mi trasero y lo oigo jadear cuando me acerco para besar su cuello.

— Mierda – escucho que murmura entre dientes y reprimo mi sonrisa cuando vuelve a voltearse dejándome debajo de él nuevamente.

Sus labios buscan los míos y su lengua rápidamente se apodera de mi boca. Su respiración acelerada se mezcla con la mía al igual que nuestros jadeos. Abandona mis labios y comienza a descender. Besa mi cuello, seguido de mi pecho y sus manos se cuelan por debajo de mi camisa, me estremezco al sentir el contacto de sus dedos con la piel desnuda de mí estómago, sus besos siguen por mi abdomen y yo tiro de su cabello removiéndome sobre la colcha. Si dejo que esto continúe y vaya más allá, luego será tarde para detenerlo.

— Ven – le llamo y tiro de él hacia arriba para que vuelva a mi boca. Sus besos son adictivos.

Vuelvo a tener el control de la situación cuando mi lengua juguetea con la de Santos y sus manos salen del interior de mi camisa para volver a mi trasero. Escucho pasos fuera de la tienda de acampar y voces en modo de murmullo, Santos parece escucharlos también porque se quita de encima y se acuesta a mi lado. Aquí nada está pasando, me digo irónica y casi río cuando las personas fuera de la carpa creen que desconocemos su ubicación y comienzan a mover la parte superior dela tienda haciendo sonidos raros.

— Tratamos de dormir aquí, por favor – dice Santos con evidente fastidio en la voz y escucho risas desde afuera seguido de pasos acelerados, se fueron corriendo. Estúpidos borrachos.

No estoy segura de que estoy haciendo, pero no puedo dejar que pase una locura esta noche, apenas conozco a Santos y aunque sí me atrae muchísimo, no daré mi primera vez a alguien que apenas conozco así de buenas a primeras. Y sí, nunca he estado con nadie, todo lo que puede que sepa, lo se por medio de libros, y la verdad no sé si eso funcione de mucho y si todo lo que he leído es verdadero y puede ponerse en práctica. Pero acá estamos, no pienso tener mi primera vez con él, no aquí, no ahora... pero veamos hasta donde llegamos.

— ¿Dormir? – pregunto divertida y Santos sonríe pícaro.

— Eso es lo que tratamos de hacer peque – responde seguro y yo me acomodo a su lado y rodeo su cintura con mi brazo recostándome en su pecho.

— Yo tengo sueño – digo en medio de un bostezo.

— Ven, no puedo dormir así, no me gusta acostarme de lado – me dice y tirando de mí vuelve a ubicarme sobre él con las piernas a ambos lados de su cadera y mi cabeza recostada en su pecho – así mejor – dice y sus manos acarician mis muslos y se posicionan en mi trasero apretándolo. – me gusta esto – dice con la voz ronca y besa mi coronilla.

— A mí también – murmuro cerrando los ojos, el sueño me invade de a poco, pero no quiero dormirme.

Las manos de Santos se cuelan por debajo de mi camisa y acaricia la piel desnuda de mi espalda haciéndome estremecer. Río un poco y tomando sus manos las saco de debajo de mi ropa.

— Me da cosquillas – digo entre risitas escondiendo la cara en su cuello y deposito pequeños besos húmedos allí.

— ¿Así mejor? – pregunta volviendo a presionar mi trasero para acercarme más a su erección y yo gruño mi respuesta

— Mucho mejor.


__________________________________

Holiii

Acá este nuevo capítulo, lamento la demora... la verdad no tengo excusas, la universidad ya casi termina y estaré del todo libre para terminar esto.

Gracias por leerme, de verdad lo aprecio muchisimo. 

Si les gusta pueden votar, comentar y compartirlo con sus amigos.

Los amoo

Att: Felimar Hernández

Hasta la Próxima/ +18 COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora