Capitulo 1. Un dia más.

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No puedo moverme, estoy congelado por el miedo y tengo unas inmensas ganas de llorar sin control. Veo la superficie de madera de la mesa con el líquido derramado sobre esta.

– ¡Deja de llorar! –grita papá con fuerza. – Se un hombre y no llores. Eso es para niñitas.

Siento las lágrimas calientes en mis ojos y me obligo a mí mismo a no soltar ninguna. Siento su mano golpear mi nuca para aplastarme contra la mesa y lo escucho gruñir molesto.

No sé qué hice esta vez, sólo tiré un poco de sopa por error. Ahora mi corazón late con fuerza contra la mesa de madera y mi mejilla siente el caliente líquido de la sopa en mi piel.

Suelto un suspiro que más bien parece un gemido de dolor, soportando el dolor y escozor en mi piel hasta que suelta mi cabeza y se aleja de mi caminando a la sala.

–Arruinaste mi cena. – dice y se deja caer en su sillón. – Lárgate de mí vista. Limpia tu desastre.

Me reincorporo mirando mi plato derramado y el hambre que sentí hace unos minutos se ha esfumado por completo. Ahora en lugar de sentir algo en el estómago, tengo ganas de vomitar, estoy temblando y miro mis manos.

Están rojas a causa del caliente líquido, me levanto llevando nuestros platos a la cocina y los lavo con fuerza molesto. ¿Qué hice esta vez? Siempre hay algo que hago mal, siempre encuentra un motivo para lastimarme y no le entiendo.

¿Por qué me odia tanto?

Subo a mi habitación y cierro la puerta con llave para evitar que él entre. Suelo temer diariamente que pueda entrar estando ebrio y pueda hacerme aún más daño de lo que siempre logra hacerme. Me dejo caer en mi suave cama y saco una barra de chocolate de debajo de mi almohada, comienzo a comerlo y su sabor delicioso me invade por completo.

Abro mi laptop y busco algo de música para recostarme en mi cama. Dejo la música en un volumen tolerable y cierro los ojos mientras termino el chocolate.

Mi cuerpo poco a poco se relaja y el coraje, el dolor y el odio se mezclan en mi pecho para hacerse un nudo en mi garganta.

Quiero llorar, quiero gritar. Necesito sentir algo reconfortante, quiero escapar de aquí porque siento que me asfixio lentamente. La oscuridad de mi cuarto me da un poco de miedo, siento que algo va a atraparme mientras duerma, los monstruos que quieren matarme en mis pesadillas están cerca.

Puedo sentirlos casi como si estuvieran presentes, mis amigos dicen que soy paranoico, que no hay tal cosa. Tal vez piensen que estoy loco y la verdad es que ya nada de lo que digan podría importarme. Pero yo sé que este miedo es real.

Abro mis ojos y paseo mi cabeza para ver la hora en mi reloj, son las ocho de la noche y siento que el tiempo pasa extremadamente lento. Justo en ese momento, veo la foto de mi mamá abrazándome, yo era muy pequeño en ese entonces.

La extraño.

Sé que papá también la extraña, llora por ella cuando se embriaga de más. Para él no fue fácil tener que ser un padre soltero y mucho menos el tener que trabajar doble turno. Hacerse cargo de mi parece haberle arruinado la vida y hasta cierto punto tal vez era cierto.

Lo entendía, pero, aun así, había algo que estoy seguro de que no está bien. Yo jamás trataría así a mis hijos, estaba seguro. Si es que yo tuviera la oportunidad de casarme y tener una familia, nunca les trataría de esa forma tan horrible.

Me trata como si yo fuera lo peor del mundo, como si arruinara su vida con mi existencia. ¿Tan mal se siente porque sea su hijo?
No puedo ni siquiera entender ese odio hacia mí que lo lleva a golpearme muchas veces, dicen que las personas que más te aman en esta vida son tu familia.

SuicideDonde viven las historias. Descúbrelo ahora