6. Obsesión 🌹

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Dulces sueños, están hechos de esto
¿Quién soy yo para estar en desacuerdo?
Viajé por el mundo y los siete mares
Todos están buscando por algo
Algunos de ellos quieren usarte
Algunos de ellos quieren ser usados por ti
Algunos de ellos quieren abusarte
Algunos de ellos quieren ser abusados.

Sweet Dreams, Emily Browning (cover)


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Tan pronto como había recibido la llamada, Do KyungSoo se había desaparecido de su vida, convirtiéndose en un completo y perfecto desconocido por primera vez; uno al que JongIn tenía que ver al menos, por una única y última vez.

Claro que su casa era un desastre, claro que en cualquier momento, si no era en ese mes, probablemente en el siguiente, alguien vendría a preguntar nuevamente por su padre y su madre. La mentira del viaje al extranjero por asuntos familiares, no duraría por mucho tiempo más a los vecinos, ni a los empleados de la construcción donde trabajaba su padre, ni a los directivos de la empresa de limpieza donde concurría a medio tiempo su madre.

Claro que su casa apestaba a la putrefacción de las plantas marchitas y a las flores podridas en el invernadero del patio; a agua estancada en la zanja que se había formado después de dejar la canilla correr durante muchas horas para apresurar el crecimiento del pasto, en esas excavaciones donde había enterrado el par de cuerpos. Claro que sus ideas, apresuradas y tomadas precipitadamente y preso del pánico, tras haber matado a golpes a su padre con ese ladrillo ensangrentado y abandonado al costado del único rosedal sobreviviente, habían sido una terrible decisión.

Ahora su casa se hundía en un pantano de sombras, la de su madre atacada por su padre con las macetas en el invernadero, hasta acabar inconsciente en el suelo. ¿Por qué había regresado tan tarde ese día del puesto? Ah, ya lo recordaba, por ese hermoso hombre KyungSoo que había comenzado a comprar flores hacía pocos días y del cual todavía desconocía sus horarios.

Ahora lo recordaba, al cuerpo pálido, bañado en espinas de cactus, y al momento en que lo enterraba con la delicadeza que se trataban a los árboles bonsái; quitando cada delgada espina ajena del dulce rostro de su madre.

Como odiaba ahora las flores, la naturaleza, y todo aquello que ella le había enseñado; como odiaba todo aquello por traerle los recuerdos del crimen cometido por su padre, y el que le había obligado a cometer, llevándolo a la locura también. Como odiaba no poder dejar de amar la delicadeza de los pétalos. El aroma de los pimpollos florecientes en primavera, cayendo de los árboles.

Como odiaba no poder verdaderamente odiar nada de aquella pura naturaleza. Por eso era que JongIn sobrevivía. El aroma del joven dulce que siempre había sido, el blando, suave como la tersura de los jazmines que su madre amaba, de los perfumes con los que experimentaba, dejando fermentar pétalos en aceite y otras veces en alcohol. Ese JongIn del pasado aún persistía, pero con cada vez menos fuerzas.

JongIn perdiéndose horas, olfateando cada frasquito que ella guardaba en una tarima del invernadero.

Ese era su pequeño paraíso, era un mundo mágico, intocable, donde su padre no tenía interés en adentrarse porque era demasiado asqueroso el olor de tantas plantas juntas. Pero su padre qué iba a saber de apreciar el buen aroma de una rosa, de un campo de lavanda, si estaba acostumbrado al aroma de la muerte en cada lugar que había trabajado. Al del ganado desangrándose y sus manos torciéndole el cuello áspero a las gallinas. El de sus manos arruinadas por el trabajo obrero, y la insatisfacción de todas esas labores horribles que nunca había querido hacer, pero que eran las que le habían tocado por nunca haber accedido a los estudios. Por haberse quedado cuidándolo durante su niñez mientras su madre acababa sus estudios en botánica, y gracias a los cuales ahora tenían aquel emprendimiento.

Veneno Floral🌹(SooKai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora