¿Una buena idea?

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JaeJoong era el chico que todos desean ser, atractivo, popular, bueno en los deportes y con excelentes notas. A menudo era usado como ejemplo por los padres y profesores acerca de cómo debía ser un hijo o estudiante modelo. Provenía de una muy numerosa familia de clase media, sus ocho hermanas mayores habían finalizado el instituto con altos promedios, y, entrado en las más prestigiosas universidades del país.

Su piel era nívea, su delicada figura, sus ojos de gamo, su boquita de cereza y su amable carácter, le granjeaban grandes cantidades de pretendientes. Hombres y mujeres por igual. Sin embargo, el corazón del chico tenía dueño. Hyun Joong había estado tras él desde hace cinco años, de esa forma, por su perseverancia, conquistó el corazón que todos deseaban.

La relación duró un año exactamente. Un año que para JaeJoong fue el más tierno, porque amaba al hombre que a su lado caminaba. Creía que había llegado de dar el siguiente paso a la relación, entregaría la prueba de su amor.

Con inmensa dulzura, JaeJoong aguardó a que el día de su aniversario llegara. Las ventajas de salir con alguien de dinero, era que Hyun Joong tenía su propio apartamento, del cual, JaeJoong tenía una copia de la llave. Entró como muchas ocasiones, preparó una deliciosa cena y colocó miles de velas aromáticas por todo el lugar. Incluso esparció pétalos de rosas rojas sobre la cama.

Cuando estuvo contento con el resultado, fue a la habitación de huéspedes, se cambiaría allí. No se le hacía correcto, aún, entrar a la habitación de su novio. Dejó una nota sobre la mesa, en caso de que Hyun Joong llegara y él aún no estuviera listo.

«Volveré en un rato»

Con las cosas como estaban, JaeJoong decidió darle un trato especial a su piel. Deseaba que Hyun Joong le susurrara lo suave que esta era. Por eso, no escuchó el abrir de la puerta y las voces divertidas que por ella entraron. Ni tampoco la voz femenina llena de asombro por la decoración del lugar. Mucho menos, escuchó las risillas maliciosas, ni los gemidos que comenzaron a llenar la estancia.

JaeJoong tarareaba alegremente una canción, sumido en su nube de felicidad. Ignorante de la desenfrenada entrega de pasión que se daba en la sala, donde la ropa había caído al cerrar la puerta. Miró con detenimiento el vestuario que había escogido para la ocasión, un pantalón negro ajustado y una camisa de seda blanca, dejaría algunos botones abiertos, para que Hyun Joong apreciara un poco de su pecho, pero no demasiado como parecer ofrecido.

Voces en la sala llamaron su atención. Quizá Hyun Joong había llegado ya con algún amigo. JaeJoong frunció el ceño ligeramente. Le había dicho que hoy sería un día especial. En venganza decidió tomarse más tiempo, igual y así los invitados no deseados se marcharían antes. Sin embargo, entre más tiempo pasaba, más extraños los ruidos se hacían. Finalmente, venciendo la curiosidad salió silenciosamente de la habitación.

Sus ojos desearon no haber visto nada. Quiso regresar el tiempo y obligarse a permanecer en la ducha o mínimo dentro de la habitación. No quería ver esto. No lo anhelaba.

Su corazón se partió en mil pedazos con la escena que se desarrollaba en el sofá de la sala. Ese sofá que había compartido con él muchas películas y eternas conversaciones. Ese mismo sofá ahora era cómplice de la traición. Su novio, Hyun Joong teniendo sexo con una porrista. No cualquier porrista, no, la capitana del equipo de animadoras.

Con un grito ahogado trató de volver a la habitación, pero ni sus piernas ni ninguna parte de su cuerpo querían cooperar con él. Así que solo se dejó caer lentamente en el pasillo. Con lágrimas saliendo silenciosamente de sus ojos. Ojos que tenían la imagen firmemente grabada. Ella montada sobre su novio, ambos desnudos, ambos entregándose en el fragor de sus cuerpos.

Hechizo para Recuperar un AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora