My Little Teacher | JiHan

5

Se encontraban en la habitación del menor, como ya era bastante costumbre a la tarde. El mayor, curioso, asomó su cabecita por lo que el menor hacía en su teléfono.

— ¿Joshua? ¿Así te llaman?

— No me llames Joshua.

— ¿Hay algo malo? Parecen llamarte así... — Su expresión era de confusión, pero suponía que era un apodo normal al ser estadounidense, ¿no? Solo que aún no comprendía su molestia.

El contrario simplemente suspiró pesadamente peinándose el cabello hacia atrás, siendo observado por el coreano.

— Tú y yo no somos cercanos, ni lo seremos, ¿está bien? Obviamente no me puedes llamar así. Tú y yo nos quedamos en señor Yoon, y señor Hong, no hay más que hablar. — Soltó un pequeño bufido, cansado y se giró de modo que le diera la espalda, aunque claramente el mayor no lo iba a dejar así, y volvió a aparecer por encima de su hombro, cotilleando.

— ¿Quién es ese chico?

— Nadie.

— ¡Que frío! Oh, déjame ver su foto de perfil.

— No. — Volvió a girarse, a lo que Yoon soltó un agudo quejido.

— ¡Déjame ver! Se ve muy guapo, ¿quién es?

— Deja tus mariconadas gays. Es un amigo mío.

Ante aquello, solo se cruzó de brazos inflando mofletes, ya harto del comportamiento del menor.

— ¡Yah! Vamos a estudiar. Te traje actividades. — Las puso sobre la mesa de forma brusca. No parecía amigable. — Quiero que las hagas todas, sin entretenimientos.

Le quitó el teléfono, lo cual no fue difícil ya que el estadounidense no parecía presumir de grandes reflejos.

— Pesado.

— No sabes cuánto.

— ¡Otro igual!

— ¡Otro qué!

— Nada.

— ¡De verdad! No hay quién te entienda... Ha-haz los ejercicios. — Se limitó a echarse el cabello que molestaba en su rostro hacia atrás, para luego posicionarlo tras su oreja. Suspiró y se sentó en la cama, observando al menor extrañamente concentrado en los ejercicios.

"Al fin", simplemente pensó con una sonrisa, cruzando sus piernas sin apartar la mirada.

Normalmente era muy difícil que se pusiera a estudiar, pero parecía que había centrado su cabeza, o algún tipo de magia negra lo había hechizado para ello. Fuera lo que fuera, era perfecto.

— Ven plancha, ayúdame.

— ¿Pla-plancha? — Se preguntaba realmente cómo debería tomarse aquello. Simplemente frunció los labios sintiendo sus mejillas algo calentitas a la vez que su corazón, reconfortado al escuchar la pequeña risa del menor. Lo dejó pasar dirigiéndose a él. Ni él mismo se entendía, todo estaba mal. — ¿Qué necesitas, zanahoria?

— Te deben encantar las zanahorias.

— Eres un idiota...

— Seguramente. — Sonrió levemente, de costado mirando la hoja. — No entiendo esto. — Le señaló lo que era, alzando luego a mirarlo. Se quedó algo estático al sentir toda su cercanía de pronto, a nada de poder estar apoyado perfectamente en su pecho, sintiendo su aroma. Era raro.

Yoon estaba en una crisis existencial. Si agachaba a mirarlo, obviamente estarían rostro con rostro, podía sentir su aroma. ¿Es que eso le molestaba? ¡Venga! Sólo era el estúpido de Hong... Un niño, sí.