Capítulo 2: El maldito baile

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No podía creer que me había preocupado por esa tontería. Sin pensarlo dos veces, fuí a coquetear con chicos.

Caminé directamente a uno que me estaba sonriéndo, mientras caminaba le sonreí y me acerqué.

Hola lindo. ¿Quieres bailar conmigo? - Dije súper confiada.

Bailemos - Dijo él.

Me di vuelta y bailé en su estómago, empecé a hacer el típico baile de mover los puños en forma de círculo, mientras me agachaba creyendo que lo hacía sexy.

Luego me moví para la derecha y aplaudí, volví al medio y seguí moviendo mis puño hasta llegar a la izquierda y de nuevo aplaudí. Y así consecutivamente.

Ya cansada de este bailecito, me dí vuelta para directamente besarlo, sin pensar en nada más (sólo quería un novio).Al darme vuelta con mis labios preparados, no había nadie. El chico no estaba, se había ido. Yo estaba besando al aire, prácticamente.

Okey, - Me dije a mi misma por dentro - se fué porque seguramente lo impresioné con mis excelentes pasos de baile y él no sabía como bailar al respecto y se fué - dije calmándome.

Seguramente fué eso - Dije ahora en voz alta.

Pero ví a lo lejos y el chico de nombre desconocido estaba besando a otra chica. Me quedé estupefacta, impresionada, sorprendida. No me lo esperaba.

Me preguntaba por qué se había ido.

De repente escuché la música, era una pista lenta.

Oh cierto, que estúpida soy!

Yo estaba bailando 'la cucaracha' mientras tenía que bailar lento y romántico.

Que vergüenza. Seguro había quedado como una ridícula bailando sola una pista lenta.

Nadie me estaba mirando. Pero sin pensarlo salí corriendo hacia la puerta y me fui a mi casa sin esperar a Mimi. Estaba muy avergonzada, y no iba a estar mejor en un lugar el cual no soportaba.

Llegué a mi casa y antes de entrar recordé que dejé sola a Mimi, por las dudas le mandé un texto diciendole que había dejado la discoteca y me había ido a casa, que no se preocupe por mí. Abrí la puerta, fui al baño me lavé la cara y abrí la ducha, puse en el móvil una canción alegre que quite mi tristeza, me desvestí y me empecé a duchar.

Siempre he creído que ayuda mucho bañarse cuando tienes algún problema o estas triste, dejar caer el agua caliente sobre tu cuello, y relajarte para que tus problemas se limpien y tú te despejes. Y sumando el sudor que mi vestido causaba, una ducha no me haría para nada mal.

Terminé de bañarme con los dedos como pasas de uvas debido a tanto tiempo bajo la ducha. Me sequé y me puse una bata.

Abrí la puerta, y quién estaba ahí?

Era mi madre que me regañaba por no haberle avisado dónde me había ido.

Jovencita - Empezó a hablar mamá - Explícame ahora mismo en dónde estabas todo este tiempo.

Mamá, tranquila estaba en una discoteca con Lucía - Dije triste, sin más ganas de hablar.

Y por qué no me avisaste mi amor, estaba preocupadísima - Dijo mamá.

Por como lo decía se me partía el corazón, y no pude evitar abrazarla.

Mamá tranquila estoy bien - Le dije mientras la abrazaba - No tengo muchas ganas de hablar ma, me voy a dormir.

Te sientes bien cariño? - Preguntó mamá con la dulzura de siempre.

Sí ma, estoy bien, tranquila, es que estoy un poco cansada, solo es eso - Mentí para tranquilizarla

No vas a cenar? - Me detuvo.

La verdad no tenía hambre, pero para no preocuparla le dije que sí.

Puse los platos en la mesa, y nos sentamos en el sofá con mamá a ver nuestra novela favorita, la veíamos todos los días, mientras comíamos.

Luego de cenar me fui a dormir con el pelo húmedo de la ducha.

Alguien estaba molestandome, alguien me estaba empujando para que me despierte, quién era? Estaba tan cansada que no podía despertarme.

Abrí los ojos....

FIN DEL CAPÍTULO.

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