una historia con un principio feliz,

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Qué bien se sentía ser correspondido, este fue el primer pensamiento de JungKook al levantarse y percatarse que unos amorosos brazos estaban alrededor de él. Cielos, se sentía de maravilla ser correspondido. Mientras soñaba su mente le había jugado una mala pasada haciéndolo recordar lo que vivió antes de estar con NamJoon, recordaba —sin gracia— como este había utilizado a Iseul para provocarlo, de eso hacía más de dos años. El tiempo a veces pasaba exageradamente rápido, y eso no le gustaba en lo absoluto. Sin embargo, podría decir que a veces lo agradecía porque los días pasaron veloces mientras sentía que su corazón se oprimía los primeros días que se había distanciado de Nam.

—¿En qué piensas? —Una voz ronca interceptó sus pensamientos.

—En ti —respondió sonriendo risueño.

—Mmm… —Un beso fue implantado en su cabellera—. ¿Y eso? Qué milagro. —NamJoon dijo con voz divertida.

—Sí, bueno —dijo como quien no quiere la cosa—. Hoy es un día... Especial —dijo cuidadosamente—. Supongo, no lo sé.
Pero lo era. Ese día cumplían su tercer aniversario juntos.

—¿Sí? —preguntó NamJoon sorprendido—. Pues, ¿qué día es hoy?

El corazón de JungKook se hubiese paralizado y seguramente se habría levantado enojado, pero él sabía después de tanto tiempo, que NamJoon sólo le estaba jugando una mala broma. Como siempre.

—¿A dónde me vas a llevar? —averiguó tratando de no reírse.

—Eso, querido, es una sorpresa —contestó NamJoon dándole un último beso en su frente y después levantándose para ir al baño.

La visión fue tan encantadora. A JungKook le fascinaba ver a NamJoon en calzoncillos, podía jactarse de mirar su espalda y sus hombros, sus glúteos pequeños y redondos. NamJoon iba a matarlo.

—¡Si me sigues mirando vamos a llegar tarde! —gritó Nam antes de meterse al baño, pero dejando la puerta abierta—. Tenemos clases en una hora.

Diablos. La universidad. Gracias al cielo estaban en el último año y faltaban pocos meses para su graduación. JungKook ya podía oler los preparativos y la loca fiesta que seguramente sus compañeros de curso armarían.

Con un pequeño suspiro, se puso de pie y se encaminó hasta el baño. NamJoon ya estaba dentro de la ducha con la cortina corrida. Apenas terminó de orinar, se dio paso a la regadera.

—¡Kookie! —gritó Nam cuando una nalgada le fue dada.

—Pero qué guapote estás —dijo en cambio JungKook, riendo levemente.

Lo amaba. En definitiva, lo amaba.

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Las sorpresas no eran su fuerte. A JungKook no le gustaba ser sorprendido, más bien le gustaba sorprender. Sonrió para sus adentros al recordar cuantas sorpresas le había dado a NamJoon a lo largo de los años, así como sus golpes sorpresas como la nalgada de esta mañana. Sin embargo, este año NamJoon le específico claramente que lo dejase hacer a él todo el trabajo. JungKook había accedido con facilidad, pensando que no tendría ningún problema, pero vaya que sí lo tenía.

«Fugaz» [NamKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora