pero final fugaz.

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La boda había sido fantástica. La fiesta posterior había sido increíble. Pequeñas luces atenuando el ambiente, habían elegido una pequeña casa con un gran jardín donde los invitados se regordeaban tomándose fotos, otros platicaban en grandes o pequeños grupos, y unos cuantos estaban en el bufete o la mesa de postres.

NamJoon sonrió al ver a todos divertirse, había sido difícil algunas veces, pero finalmente junto a JungKook habían podido comenzar a construir su futuro.

Cuando la hora del brindis llegó, NamJoon hablo primero. Sujetó entre sus dedos la fina Copa de cristal y tomó la mano de su amado con su mano libre. Un sentimiento cálido se asentó en su corazón de forma permanente, de eso estaba seguro.

—Gracias a todos por venir —dijo Nam observando a todos alrededor—. Me es grato estar acompañado de personas que siempre nos han apoyado, a Kookie y a mí. —Algunos aplausos se escucharon—. Esto es solo el principio de nuestra vida juntos, mi amor. —Miró a los ojos a JungKook—. Estoy muy agradecido con la vida por permitirnos estar aquí hoy, y quiero que siempre tengas presente que te amo con todo lo que tengo, y me haces muy feliz. Gracias por estar junto a mí.

JungKook se sonrojó ligeramente mientras que su mano se aferraba aún más a la de NamJoon. Aún no podía creer que se había casado con aquel hombre que a veces lo hacía enojar por sus bromas tontas, y sus descuidos.

—¡Que hable JungKook! —gritó la señora Jeon desde su lugar en la mesa principal.

JungKook no tenía contemplado hablar, todo mundo sabía que era pésimo para eso. Su lengua se trababa, y sudaba a mares mientras deseaba no vomitar frente a todos. JungKook decidió que se podía odiar a una madre solo un poquito... Pudo notar la leve sonrisa traviesa de ella desde donde estaba, eso hizo que se enojase más. Ella nunca cambiaría. Suspiró tratando de mantener la calma.

—Está bien si no quieres hacerlo —susurró Nam a su oído—. Estoy contigo.

Esas palabras hicieron repercusión en su consciencia, inspiró todo el aire que pudo y lo soltó rápidamente para después arrebatarle la copa a NamJoon y tomar lo que había quedado en ella.

—Muchas gracias a todos por v-venir —tartamudeó un poco—. En realidad no sé qué decir, pero... Bueno... Yo tengo una única cosa en mente... Gracias a ti. —Miró a NamJoon—. Sé que puedo enfrentarme a cualquier cosa. Te amo.

—¡Salud! —Escuchó que su madre gritó desde su lugar haciendo que los demás la imitasen. JungKook le sonrió a NamJoon, y una sonrisa enorme le fue devuelta.

 JungKook le sonrió a NamJoon, y una sonrisa enorme le fue devuelta

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Qué bonito era tenerlo cerca, apretar su mano, pasar sus dedos entre las hebras de su cabello, tocar sus hoyuelos. Qué bonito era estar enamorado todos los días y sentirte amado por la persona que amas. Qué bonito era tener a NamJoon a su lado todos los días por las mañanas. Qué bonito era desayunar juntos mientras hablaban de lo que harían ese día en sus trabajos. Qué bonito era llegar a casa tarde por la noche y encontrar a NamJoon —quien regularmente era el que llegaba más temprano— con la cena preparada.

«Fugaz» [NamKook]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora