Jeno

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Jeno es un chico bueno.

No importa lo que los demás digan, Jeno sabe que es un chico bueno, lo sabe porque él se lo dijo y él  nunca le mentiría.

Jeno sólo es alguien que necesita más comprensión que el resto. No es un retrasado mental ni alguien con algún síndrome extraño. Jeno es sólo él, un chico bueno haciendo cosas malas.





—¿Sabías que si apuñalas a alguien en la axila, se desangra más rápido?




Su voz, tan monótona, no desprende ni una pizca de alegría ni siquiera porque lo está disfrutando. Jeno está cayendo, poco a poco, se está aburriendo porque de un momento a otro todo en su vida se volvió tan repetitivo, tan usual, tan aburrido. A Jeno no le gusta lo aburrido, le gusta lo alegre, lo brilla,te, lo innovador, lo diferente. Lo que es como Jaemin.





—¿Sabes? es el cumpleaños de mi novio este fin de semana, pero aún no consigo un regalo, él siempre me da buenas cosas y sus gustos son tan exóticos que siempre tengo problemas al momento de buscarle algo. ¿Alguna idea? —Es estúpido, porque sabe que no va a recibir respuesta, piensa que se ve como Jaemin cuando le habla a las sombras, salvo la diferencia de que su novio parece recibir respuesta de sí mismo. Jeno sólo escuchó un jadeo—. Debe ser algo grande, algo que sea inigualable, algo... ah, no tengo idea. 





Lee Jeno se acerca a la chica frente a él, ella es bonita, tiene un hermoso rostro, lindos ojos, grandes pechos, cintura pequeña, anchas caderas y su cabello es realmente largo. Él aprecia la belleza femenina cada vez que tiene oportunidad, él le hace un gesto con la cabeza y le acaricia el sedoso cabello con sus dedos húmedos. Lo peina, se enreda, lo huele, joder, le encanta.

Le gusta tanto que lo huele una vez más, una y otra vez, restriega las hebras en su nariz y sin darse cuenta lo jala con una fuerza bestial que termina arrancándolo.

Eso no lo detiene.

Sus ojos se ponen en blanco, quiere más. Ni siquiera es un shampoo especial o algún producto para el cabello. Jeno se obliga a sí mismo a abrir los ojos y se da cuenta de que ese olor que tanto le fascina es nada más que la sangre de sus dedos.

Entonces tira la bola de cabello y se acomoda la chaqueta que debería ser azul pero está roja, se limpia las manos en su vientre y toma lo que queda del cabello de la mujer. 

Jeno la recordaba con bonitos ojos, linda sonrisa, grandes pechos, cintura pequeña, anchas caderas y cabello largo. Ahora frente a él hay una muñeca con el cabello sucio, alborotado, cuencas vacías, sin pechos, que no sonríe porque le faltan dientes, que creyó inerte hasta que la oyó jadear. Jeno está sorprendido, maravillado, tanto que quiere llevarla a casa para mostrársela a Jaemin, pero es imposible cargar con ella en el autobús, así que rápidamente se resigna y mientras la mira con lástima, le quita los trapos rotos que trae por ropa.

Su muñeca no puede resistirse, Jeno lo lamenta porque cree que de verdad se ha roto esta vez, pero eso no lo frena y rápidamente la contempla desnuda. Ya no tiene caso mantenerla sobre la silla, por eso la recuesta sobre en suelo y se sienta a horcajadas sobre su feminidad.

El olor es abrumador.

Sus labios duelen porque no está besando ese ser. Sus manos se electrifican en cada rose con su piel. Mierda, le había prometido a Jaemin no excitarse de nuevo con personas ajenas, pero justo ahora ahora Jeno esta llevando su mano derecha dentro de sus pantalones porque simplemente lo necesita.

Es como una pieza complicada de baile. Jeno es el bailarín principal, su mano derecha es su acompañante, la muñeca es la música y su miembro erecto es el público excitado por llegar al final de la presentación. Todo se lleva acabo en el más solitario lugar de su ciudad, donde ni siquiera los demonios se atreven a ver, Jeno piensa que si tuviese un espectador, sería aún más emocionante.

Lee Jeno acaricia la carne expuesta de sus pechos vacíos, llena sus dedos con la sangre de las cuencas del cadáver y luego se los restriega en la nariz. Porque le enloquece tanto que sus piernas tiemblan y empujan a su pelvis para frotarse con el sexo de la muñeca, joder, él está tan cerca, gime echando su cabeza hacia atrás y aprieta su pene tan dolorosamente que termiav rápido y placentero.

El semen mancha sus pantalones y el público aplaude.

No hay tiempo de recuperarse de su orgasmo. Jeno necesita volver a casa lo antes posible o Jaemin verdaderamente  lo matará.

Jeno es un chico bueno.

No importa lo que los demás digan, Jeno sabe que es un chico bueno, lo sabe porque él se lo dijo y él nunca le mentiría.

Jeno sólo es alguien que necesita más comprensión que el resto. No es un retrasado mental ni alguien con algún síndrome extraño. Jeno es sólo él, un chico bueno haciendo cosas malas.



—¿Hola?




—¡Jeno! ¡Por fin contestas, estaba tan preocupado!




—¿Qué sucede, cielo?



—Es Jaemin... Se las arregló para hacerme creer que tomó su medicina hoy pero las tiró al retrete, está actuando extraño.




—De acuerdo, sólo enciérrate en tu habitación y toma la navaja que dejé bajo tu colchón. Si Jaemin entra, apuñálalo en la pierna, ¿Entendido? Voy para allá.





Después Jeno se da cuenta que respondió el teléfono con las manos llenas de sangre y semen, entonces hace una mueca de asco y tomando el aparato con dos dedos lo deja en un lugar donde no pueda llenarse de más mierda.

Entonces se apresura a llegar a casa.

Fuck || ᶰᵒʳᵉᶰᵐᶤᶰDonde viven las historias. Descúbrelo ahora