Renjun

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Renjun es alguien... Particular.

Él está muerto, no literalmente, pero seguro que su alma escapó a algún lado aquella vez que se encontró con el diablo mientras iba camino a casa.

Renjun no recuerda mucho de su vida antes de morir, Renjun no sabe si tenía una familia; un padre, una madre o hermanos. Todo aquello ha sido bloqueado por su mente y de alguna manera está bien, así ya no puede añorar lo perdido.

Todo lo que Renjun conoce ahora son Jeno y Jaemin, un par de chicos sacados de una novela de terror.

A Renjun le faltan algunos tornillos.

Está a nada de empezar a quitarse la piel con sus propias uñas.



Está bien, está bien, no tengas miedo. Si les temes, ellos te matarán.



Renjun se arrulla a sí mismo sobre la cama mientras cuenta los segundos antes de las tres veintisiete de la madrugada, es en ese preciso segundo que alguien entra a su habitación, parece un muerto, luce y huele como uno, pero Renjun puede sentir lo vivo que está cuando las manos frías de ese sujeto acarician su piel.




—¿Y Jaemin?



—Está dormido.



—Excelente.




Es hipnotizado por el demonio de la lujuria, cuando cierra los ojos cediendo ante los besos de Jeno ya no hay miedo. Su cuerpo se derrite debido al calor que emana y ambos crean una cortina de vapor cuando la fría piel del otro hace contacto.

Sí Renjun pudiese recordarlo, lo disfrutaría. Si las cosas fuesen como él las imagina, las disfrutaría también.

Todas las noches termina sucio y cansado con rastros del sexo secándose entre sus piernas, todas las noches, antes del amanecer, Jaemin lo llama, como un niño pequeño que ha tenido una pesadilla, Jaemin reclama su compañía y Renjun es obligado a obedecer.








—Todo estará bien, confía en mí.






Dice eso mientras le inyecta un sedante al chico y cuando el castaño cierra los ojos siente que está cerca de su descanso.

Jeno, en la puerta, se queda con Jaemin a dormir mientras que Renjun tiene que volver a la soledad por su propio bien.

Sólo entonces puede dormir.

Hasta que, un par de minutos después, el sol entra resplandeciente por su ventana y como una máquina, lo saca a patadas de su cama.

Desayuno, tiene que buscar un desayuno.

El infierno no es un lugar para dormir, se lo repite mientras ya prepara algo en la cocina, sus manos temblorosas son torpes frente a la comida pero no sé permite ningún error.



El desayuno está listo.

Y entonces.

Fuck || ᶰᵒʳᵉᶰᵐᶤᶰDonde viven las historias. Descúbrelo ahora