Alzó la mano, y sin remordimientos dejó caer bruscamente el machete, partiendo en dos la cara de su victima, aun le resonaba en la cabeza su ultimo grito de desesperación al ver como bajaba velozmente aquel arma tan punzante con la cual dio fin a su vida. Se sintió asqueado al ver el cuerpo inerte en el piso, con la cara desfigurada, inhumana, irreconocible. Sintió asco, pero a la vez excitación, hace tiempo que anhelaba acabar con la vida de ella, lo planeo todo para que terminara con este resultado. Espero con las ansias matándolo por dentro a que el momento llegara, deseaba ese momento, lo necesitaba. Sus sentimientos mas profundos cuales lo atormentaban cada noche cuando reposaba su cabeza sobre la almohada siempre surgían y renacían como sombras en la oscuridad entre en sus pesadillas, esos mismos pensamientos que iban, desgarrando sus buenos momentos, recuerdos cómodos y amables, para luego distorsionarlos y desequilibrarlos hasta que este piense que su vida siempre fue una miseria abundante de soledad y mentiras, odio y egoísmo. Por esos mismos pensamientos erróneos decidió acabar con la vida de ella, de esa persona tan cercana y amaba, pero todos saben que del amor al odio hay un solo paso, y de la felicidad a la miseria, una madre.
