13 | F A I T H

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pasado

—¡Dios mío! Celine aún no se rinde con Bastian —menciona Avery cuando caminamos por el pasillo y logro divisar a la chica junto a Bastian. Me tenso en acto reflejo y observo la incomodidad de mi novio con ella al costado. Sé que no está cómodo, pero aún así me pone un poco molesta. No han hecho nada y yo ya estoy celosa. La mirada de Bas se encuentra con la mía y veo que en ese momento, sus ojos desbordan preocupación. Al instante, aparto mi mirada de la suya con inseguridad.

No me sigue, obviamente. Y en momentos como este es cuando me doy cuenta lo mucho que me gustaría poder tener una relación normal. Poder hablar por los pasillos sin que nadie nos mire con confusión. Poder sujetar la mano del otro sin necesidad de que importe lo que piense cualquiera.

El resto del día la paso igual de ansiosa. Lo más probable es que Bas me haya escrito explicándome las cosas, porque mi móvil a vibrado innumerables veces en mi bolsillo. No quiero contestarle, o mejor dicho, no quiero saber qué paso todavía. Reprimo mis ganas de mirar los mensajes y lo logro. Se hace la hora de salida y marco su número tratando de no ver ninguno de los mensajes enviados. Masoquismo puro, lo sé, pero prefiero que me lo explique cuando lo tenga delante de mí.

—¡FAITH! —exclama a penas contesta la llamada—. Tenemos que hablar—su voz suena desesperada y siento cómo un apretón en mi pecho se hace presente.

—¿Nos vemos en el parque de siempre? —pregunto ignorando completamente lo que ha dicho.

Sí, claro que sí—dice con rapidez— ¿ahora?

—Sí, por favor —el tono con el que hablo sale exactamente como quería. Frío, pero no lo suficiente para sonar molesta.

Vale. Te quiero —siento esas cosas indefinibles pululando por todo mi cuerpo, pero no le respondo y sólo cuelgo.

Camino hacia la salida de la escuela tomándome mi tiempo. Cuando salgo por fin dudo un momento si es que la manera con la que estoy llevando la situación es correcta. Tal vez no lo es o tal vez sí.

Voy por el camino de cemento que dirige a las bancas del parque, tratando de no crear historias equivocadas en mi cabeza, que por más que intento alejarlas, vienen a mí sin parar. Sé que no lo he visto haciendo algo malo, pero oír el nombre de Celine Fiquet junto al de Bastian comienza a alterarme demasiado.

Llego a ver cómo Bastian se sienta en la banca de siempre y su pierna se mueve impaciente. Cuando ya estoy detrás de él, le toco el hombro con cuidado, pero él da un pequeño saltito por el susto.

—Fee —dice a penas se voltea y a mí me da un poco de vergüenza mirarle a los ojos. Rodeo la banca en la que encuentra y me siento a su costado, guardando al menos un poco de distancia—. Faith... —comienza a hablar y dejo que lo haga—. No pasó nada —suelta sin más. No respondo durante unos segundos ni él tampoco dice más.

—Yo lo sé —respondo con sinceridad. Sé que Bastian no haría nada para dañarme o al menos eso me gustaría creer, pero quiero que él mismo me lo diga. Que me haga sentir segura de eso, que espante y haga huir a todos mis pensamientos.

Voltea todo su cuerpo en dirección mía y me enfrenta—: Ella desde hace ya un tiempo que intenta hablarme. Trata de hacerlo después de clase y por suerte no tiene mi número de móvil —comienza a explicar—. Celine no me interesa. Y estoy cien por ciento seguro de que tú lo sabes —bajo la mirada porque tiene razón—. No sé por qué estás algo distante conmigo ahora, pero si es porque quieres que te lo diga, me tienes aquí diciéndote que sólo te quiero a ti.

Ahora sí me volteo a verlo a los ojos y no aguanto más. Lo tomo de los brazos y lo abrazo tan fuerte. Se encuentra tenso, supongo que por la sorpresa de mi acción, pero no tarda en devolvérmelo e incluso con más fuerza.

LO QUE SIEMPRE SEREMOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora