Sinopsis.

464 25 3
                                    

Ocho de cada diez personas aseguran oír voces en su cabeza.

Este no es el caso.

Yo no era la clase de ser que se deprimía fácilmente, que siempre andaba triste, que sufría de trastornos.

Yo nunca fui nada de eso.

Es más, yo era un simple ser que residía en las recónditas calles de un lugar que probablemente ya no exista cuando alguien lea esto.

Y sí, todas las acciones van en pasado.

No es como si estuviera muerta —claro está que eso de respirar no lo tengo del todo entendido—, porque ni de mi estado actual tengo el derecho de conocer.

Entonces, ¿viva o muerta?

Es un poco confuso.

Puedo proporcionar ciertas pistas, si es que logran adivinar.

No respiro, pero estoy viva.

No soy un “ser vivo” propiamente, pero sí que lo estoy. Aunque por momentos me pierda.

No tengo la certeza de ser considerada un ser, ni la certeza de mi supuesta mortalidad.

Soy abstracta, supongo.

Estoy viva.

Mi corazón está enterrado en un desconocido, cuya parada me niego a conocer.

Después de procesar los enunciados, muchos preguntan qué es lo que soy con exactitud.

Y yo les miento de manera casi mecánica.

«No lo sé»

¿Por qué hago todo esto?

Porque me tomó años descubrir mi existencia. Sólo para que me convirtieran en una forma no definida, y, posteriormente, en alguna extraña fuerza.

¿Soy humana?

Y aquí viene otra vez la mentira:

«No lo sé»

Pero sí tengo certeza de algo, que me ha quedado muy claro desde el principio, y no es más que la verdad.

No quieres saberlo.

Y cuando lo digo; créeme, por favor. Porque ni tú mismo conoces a los humanos como yo lo hago.

Hablo en serio, es por tu bien. Te perturbaría saber lo que está detrás de ellos.

Los humanos son todos muy distintos; sin embargo, una peculiaridad caracteriza a su gran mayoría.

Creen que están hechos de escalas en un promedio, de estándares en una tabla, de porcentajes en pruebas tontas. Un poco estúpido, ¿no? Que un número en una balanza determine tu felicidad, y una cifra en tu cuenta de banco lo que realmente vales.

Directo como una flecha, aquí va la verdad:

Esta es la percepción más cruda y realista de la sociedad, no por un ser humano; sino por un factor crucial en ella.

Y, ¿qué es la sociedad?

En ciertos términos, los humanos forman parte de ella. Sin embargo, y según mis estudios; esta famosa “sociedad” suele fastidiar a algunos individuos.

Otro punto sería que no todos los humanos son tan despreciables como quienes les hicieron daño a mis amigas. No obstante, hasta ahora ninguno ha sido tan valiente para levantarse y defendernos, porque la sociedad nos desprecia.

Por esa misma razón, humano, tú que lees esto; si crees estar preparado para tomar conocimiento y cargar con el respectivo peso del asunto, atrévete a conocer cómo son las cosas en realidad. Persiste hasta que leas el último punto final, y responde:

¿Serás tú quien salte en nuestra defensa?

Siete.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora