Cuando sonreír era cómo respirar.
Cuando no necesitaba marcar mi cuerpo para sentirme mejor.
Cuando podía contar con alguien para hablar de mis problemas...
Comencé a perderme en un laberinto sin encontrar salida.
Ya comenzaba a cansarme de ésta batalla sin final.
Todo lo que queda en mí, dejó de existir...