Ella odia su cuerpo. Odia su pelo, sus ojos, su nariz, su boca. Odia sus brazos, sus manos, sus piernas y sus pies. Odia su vientre y odia su espalda. Odia su voz, su risa, su torpeza. Odia su forma de ser, odia ser tan débil, odia ser tan diferente. Odia que se burlen de ella, que se rian a sus espaldas, que le tomen el pelo. Ella odia todo de sí misma, sin embargo se levanta todas las mañanas y "está bien".