No todo es como crees que es

Capitulo 1: Llegada al Pueblo

En ese momento estaba en el coche, llegando al pueblucho en el que iba a vivir, esto era el infierno, la ciudad más cercana al pueblo estaba a cuatro horas en coche. Más tarde entramos en el pueblo, las calles eran estrechas, las casas estaban hechas de piedra, y parecía casi deshabitado, la verdad es que no se porqué mi padre quiso trabajar de alcalde en ese pueblo, le debieron de pagar mucho.

Llegamos a nuestra casa, y la verdad es que me sorprendí, la casa es una especie de castillo pequeño, cosa que me gustó. Entramos en la casa, era bastante amplia y muy grande, me sorprendió que fuésemos a vivir solos. Más tarde mi madre nos llevó a mi hermana y a mí al segundo piso.

- Este será vuestro cuarto. - dijo mi madre. - Como que nuestro cuarto, no pienso compartir habitación con esta pesada de mierda. - dije yo. - ¡Pesada!, al menos no tienes que compartir cuarto con un insocial rarito. - intervino mi hermana con un tono de rabia.

- Pero mamá, porque vamos a compartir cuarto, esta casa es enorme, y hay muchas habitaciones. - Mi madre empezó a pensar y unos segundo después contestó - La verdad es que no vamos a vivir solos, esta casa es compartida, aquí viviremos con otras tres familias, vuestro padre y yo queríamos contaros lo antes pero no hemos querido fastidiaros el viaje, lo siento mucho, pero al ser vuestro padre el alcalde nos han dejado vivir en esta casa sin pagar... Mi hermana y yo intervinimos impidiendo que acabe la frase, - ¡Como que compartida, esto es una broma... y empezamos a insultar a mi madre, hasta que se hartó y dijo - ¡YA BASTA, se hará lo que vuestros padre y yo digamos y punto. - y se fue de la habitación pisando más fuerte de lo normal intentando mostrar un signo de enfado. Podríamos haberla seguido, pero pensamos que iba a ser inútil, ya que no iba a cambiar nada.

La siguiente media hora estuvimos deshaciendo la maleta y colocando nuestras cosas en la habitación. Al acabar estuvimos descansando un poco y más tarde fuimos a saludar a los demás inquilinos. Solo había llegado una familia, la formaban dos padres y tres hijos, dos chicos y una chica, la hija me llamó la atención, por sus grandes ojos verdes, y su expresión de tristeza. Los dos hijos parecían de la misma edad, más mayores que ella, se parecían mucho entre ellos, y los dos sonreían, pero parecían tener la misma expresión de tristeza que ella, pero disimulada. Los padres eran bastante normales, pero al igual que los hijos tenían esa expresión triste, pero forzaban para que no se notase.

- Hola, bienvenidos. - Dijo mi padre con entusiasmo. - Hola, mucho gusto.- Contestó el padre de la familia. - De momento no ha llegado ninguna de las otras familias, estamos solo nosotros.- intervino mi madre. - A, pensaba que os lo habrían dicho, las otras dos familias no vienen hasta mañana, por cierto yo me llamo Clara, mi marido Carlos, y ellos son Jaime, Alvaro y Flavia. - dijo la madre de la otra familia, a continuación nos dimos dos besos y nos saludamos. - Había pensado que hoy podíamos cenar todo juntos y así nos podemos conocer mejor. - dijo mi madre, mientras yo y mi hermana pensábamos insultos a mi madre, o por lo menos yo. - Claro, me parece una buena idea.-

A continuación fueron a sus cuartos y deshicieron las maletas, a continuación cenamos todos juntos, mi madre había comprado comida hecha en una restaurante en nuestra ciudad, y lo había traído. En la cena no lo pase muy bien, fue bastante aburrida, y no descubrí mucho de ellos, solo sabía que esa expresión no era porque si, escondían algo, y por lo visto algo no muy bueno, algo que les hacía tener esa expresión. Los padres la disimulaban bastante bien, al igual que los dos hijos, pero se notaba, y la hija no lo hacía, mostraba su expresión tal cual, y en la cena no abrió la boca. Algo le pasaba a esa familia, y pensaba descubrir que era.

Después me fui a la cama, estaba bastante cansado, por lo que no me costó dormirme, ese día se me ha había hecho eterno, y esto solo era el comienzo de este infierno.