Caminos diferentes

Capitulo 52

Narra Leia:

Salgo de la habitación con todo el dolor de mi alma, salgo sin mirar a Abel, solo le digo las palabras "cuídale" el asiente sin decirme nada y salgo fuera del hospital poniéndome la pulsera que Noah me había regalado, es inevitable derramar una sola lagrima.

Veo como Jacob se termina de fumar su cigarro y me espera apoyado en la moto,
debo irme de aquí, debo de desaparecer, por el bien de los dos.

Jacob: Ya le has visto? -dice serio-

Yo: Si, podemos irnos, llévame a casa, a nuestra casa -digo sin mirarle y montándome en la moto-

Jacob: De acuerdo -se pone el casco a la vez que yo y arranca-

De nuevo no articulamos palabra en todo el viaje, caen lágrimas por mis mejillas que me destrozan cada vez más y más el alma, en mi cabeza no paran de repetirse las palabras de Noah, no paran de retumbar.

A los minutos llegamos a casa, me bajo de la moto sin quitarme el casco para que no pueda ver mis lágrimas y saco mis llaves, no hay nadie en casa.

Jacob: Que quieres hacer aquí? No están papá y mamá -se cruza de brazos y alza la ceja confuso-

Yo: -suspiro y me quito el casco girándome hacia Jacob- me voy, ya tengo la mayoría de edad para vivir sola, suficientes ahorros y buscaré un trabajo, no pienso quedarme aquí
-digo cortante y seria- y no vas a cambiar mi opinión

Jacob: COMO? -dice gritando y agarra mi brazo- no pienso dejar que te marches, ni lo sueñes -dice seguro y serio-

Yo: -me suelto bruscamente de su agarre- déjame tomar mi vida, mis decisiones, es lo mejor para todos -trago saliva y entro en casa-

Jacob: Para todos?! -dice gritando- será para ti, que eres una maldita egoísta! -dice furioso-

Suspiro y no digo nada, prefiero que me odie,
no quiero otra despedida como la de Noah,
estoy destrozada.

Subo a mi habitación, cojo mi maleta de debajo de mi cama, escribo una nota explicándoles todo a mis padres y la dejo en su cuarto, cojo el dinero de todos los ahorros de mi vida y miro por última vez mi habitación,
me derrumbo por completo, quiero desaparecer ya.

Saco un billete de ida a Italia, lo más lejos posible para no herir a nadie, para que me olviden, para que sean felices.