Capítulo 3.

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En las películas cuando llegas a una nueva institución alguien amable y con una linda sonrisa te ayuda a encontrar tu casillero, te muestra el lugar y sí tienes alguna duda la aclara; Pues adivinen que? Las películas solo mienten. Me había quedado dormida, desperte gracias a la maníaca del sexo que al parecer tenía una sesión matutina ya que sus chillidos inundaban la casa y tan asqueroso como suena despertar con esos sonodos imaginenese al desayunar.

Para evitar un horrible episodio sali lo más rápido que pude de aquel lugar he hice todo lo posible por llegar rápido a la universidad.  Mi intento vilmente frustrado por el tráfico hizo que me perdiera el recorrido de introducción y tuviera que buscar todo por mi misma, cosa que no fue la mejor idea. Me perdí. Y ahora que había podido encontrar mi casillero y tenia hambre, termine en la fila del cafetin para comprar un café y unos waffles.

-Son 7 dolares con 45 centavos-Dijo la mujer que atendia el cafetin. Pague a la cajera con demasiado maquillaje y tome me desayuno para ir a una mesa. Estaba tan hambrienta y desesperada que no me di cuenta que una pared humana iba contra mi, hasta que todo estuvo en el suelo, incluyendome.

-mierda!

-ohh dios, disculpame, dejame ayudarte-dijo una ronca voz tendiendome su mano.

No quería hacerlo, estaba molesta, había tirado mi comida; pero no podía ponerme de pie y necesitaba ayuda. Asi que la tome.

Al ponerme de pie alcé mi mirada para encontrarme un par de ojos verde esmeralda, unas hermosas mejillas con hoyuelos y una rulosa melena chocolate acompañada de una blanca sonrisa. Idiota.

-emm..., lo siento, realmente no fue mi intención-dijo nerviosamente mientras se rascaba la nuca ya que lo miraba con una expresión de desprecio.

-Lo sientes? Bien por ti, pero eso no me devolverá mi desayuno-dije con mala cara.

-oye tranquila cariño,  no te molestes. Si quieres te invito a comer conmigo- dijo coquetamente.

-si, me encantaría y luego podemos ir a tu casa y tener sexo desenfrenado en todas las superficies posibles- dije sarcasticamente.

-por mi suena bien-dijo acercándose a mi.

-preferiría beber el ácido de bateria y morir-dije con mi más sarcástica y cínica sonrisa.

-puedes morir de otra manera, creeme que despues de follar conmigo moririas- susurró en mi oído mientras reía, haciendo que mis vellos erizar y poniéndome nerviosa. Como se habia acercado tanto?

-Alejate de mi.- dije tratando de disimular mi nerviosismo.

-nerviosa amor?-preguntó sardonicamente.

Puse los ojos en blanco y me aleje lo más rapido que pude del cafetin.

Me dirigi a mi primera clase del día, me sente en el último puesto de la fila intermedia, saque una libreta y un lapicero. Esperaba que comenzara la clase mientras veia a los estudiantes entrar, luego entro el profesor, crei que no entraria más nadie, pero finalmente se abrió la puerta de nuevo dejando revelar al "chico de la cafetería", ese sería su nuevo apodo.

-Lo siento.-Dijo el chico disculpandose por entrar después.

-Pase sr. Styles.

Aquel chico,  el tal "styles" caminó hasta la primera fila y se sentó se penúltimo ya que era el único puesto que quedaba.

Esto no podría ser peor... ahora tengo que respirar en el mismo ambiente que el idiota de la cafeteria cada día de mi miserable vida, genial, me encanta la idea!-pense con un poco de sarcasmo.

La asocialDonde viven las historias. Descúbrelo ahora