Capitulo 2

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Al regresar al campamento mis padres le estaban sirviendo el desayuno a mi hermana.

— Muy bien. ¿Gustas desayunar? –me dijo mi padre y nos sentamos todos alrededor de la fogata.

El resto del día fue muy normal, acomodamos las cosas y armamos la tienda de campaña.
Estamos justo en un campo donde a lo lejos se puede ver el bosque. En realidad el lugar parece estar muy cómodo y supongo que recorreremos los alrededores en unos días. Me comienza a emocionar esto del campamento.
Como a la seis de la tarde empieza a anochecer. Mi papá estaba jugando con Grace con la pelota, y yo los observo mientras sonrío.

— ¿Recuerdas cuando tú y tu padre acostumbraban a jugar baloncesto todos los días a esta hora? –me dice mi madre mientras los observa conmigo.

— Sí. Siempre le ganaba.

— Hasta que entraste al equipo representativo de tu escuela y comenzaste a llegar tarde por las prácticas. –dice y ambas reímos.

— Sí. Bueno, ahora solo falta que Grace decida qué quiere hacer y seguramente la veremos llegar tarde de la escuela para que en un futuro podamos quejarnos como ahorita. –digo de chiste.

— No me quejo. Solo recuerdo esos tiempos. –dice mi mamá y termina la conversación.

Mi mirada se desvió hacia un árbol torcido no muy alto el cual decidí trepar. Hace mucho que no lo hago y eso me hace sentir bien. Subo hasta lo alto y logro ver gran parte del bosque. Me quedé viendo al sol meterse al horizonte. No muy lejos de podía ver una construcción enorme casi parecida a una cárcel aunque la vista era tapada por algunos árboles.
Sin darme cuenta me quedé dormida y después de un buen rato cuando ya estaba oscuro, escuché a mi padre gritar desde abajo.

— ¡Tan!  –al escuchar su grito, reaccioné del susto y caí del árbol– ¿Estas bien?

No era muy alto, pero aún así logré lastimarme sólo un poco.

— Sí, todo bien. –«La verdad no tanto»– ¿Qué pasó?

— Entra a la tienda de campaña. Ya es tarde, y te puede dar una hipotermia.

Obedecí y me fui a dormir. Ya estaba muy cansada y la verdad allá afuera estaba helando. Me recosté entre mi mamá y Grace. Mi padre estaba hasta la esquina. Cabíamos perfecto a pesar de lo pequeño que era el espacio.
Me costó algo de trabajo dormirme ya que escuchaba algunos ruidos extraños afuera, no eran osos como siempre mencionan. No podría haber osos en este lugar. Podría ser cualquier otro animal como un conejo o un ciervo. O tal vez podía ser una persona, como un campesino o algo así. Lo que fuera decidí salir a investigar.
Estaba muy oscuro y se escuchaban los grillos silbar. Volteé mi mirada hacia lo alto del árbol que estaba junto al que yo trepé y vi una sombra extraña. Era un chico con un sombrero ridículo. Me quedé observándolo discretamente. «¿Qué hace un joven a estas horas en medio del campo? ¿Y por qué estaría trepado del árbol?». Miré mi reloj, eran las cuatro de la madrugada. ¡Rayos!
Traía una escopeta. «¿Será un asesino?». Comencé a considerar que era solo un sueño entonces pellizqué mi brazo derecho para ver si sentía algo y así fue. Hice un gemido de dolor lo cual él escuchó.

— ¿Qué haces aquí? ¿Quien eres tú? –me dijo exaltado.

— ¡Lo mismo te preguntaría! –le grito—. Pero ya sería demasiado con las demás preguntas que tengo para ti –balbuceo.

Él bajo del árbol

— No es bueno que estés aquí ahora, es peligroso. Será mejor que regreses de donde viniste.

— ¿Y por qué estás tu aquí entonces? –le pregunto.

— ¡No lo entiendes! Debes irte –me exclama molesto.

No puedo ver su rostro. Está muy oscuro y esta como a seis metros de mí.
Alcancé escuchar un grito a lo lejos y el chico volteó preocupado hacía el bosque y se fue corriendo con su escopeta.
Decidí ignorar la escena de esta noche y volví a la campaña a dormir.

(...)

Desperté con el sonido de los pájaros, mis padres y mi hermana no estaban.

Me levanté y salí, traía la misma ropa de ayer pues no fui lo suficientemente hábil para ponerme la pijama anoche. Al salir de la campaña estaban mis padres y mi hermana haciendo otra fogata, obviamente para el desayuno.

— ¡Tani! ¡Ya despertaste! –dijo mi padre.

— ¿Desde cuando están aquí afuera? –pregunto.

— Como una hora –dijo mi madre.

Me senté junto a ellos y sentía el calor de la flama en mi cara, eran cómo las diez de la mañana.

— Son las 10:30 –mi papá dijo mirando su reloj como si me hubiera leído la mente.

— ¿Qué hay de desayuno? –dije después de bostezar.

Mi mamá se levanto y abrió la caja de la comida.

— Hay tortillas, pan, leche, huevos, lo que quieras... –dijo mi mamá.

— ¡Y un sartén! –dijo mi hermana entusiasmada.

— ¡Grace! ¡Dame eso! –dijo mi madre molesta mientras yo le quitaba el sartén de las manos.

— Tan, ¿por qué no vas a recolectar algunas frutas? Hay algunos árboles por allá –señaló unos árboles a la misma distancia de la casucha del baño, solo que aún lado de este.

— Bien, ahora regreso. –dejé el sartén sobre el fuego y crucé el campo directo hacia donde estaban los árboles frutales.

Cuando llegué tomé algunos duraznos, fresas y moras que estuvieran maduras y las metí en la bolsa de plástico. Básicamente, esos árboles frutales eran los que daban inicio al bosque. Sentí pavor ya que escuché a alguien pasar por las ramas acercándose a mí. No pude ver quién era, solo escuchar sus pasos. Comencé a caminar hacia atrás cuando escuché un grito, un grito de Grace.

Sobreviviremos Juntos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora