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El miedo le consume como una gran ráfaga de fuego carcomiendo su interior. Cada una de sus extremidades tiembla y es que lo único que podía ver en medio de la oscuridad que le rodeaba era la pistola brillante que estaba contra su piel amenazando con terminar con su vida en menos de un segundo. No podía procesar todo lo que estaba sucediendo, pero podía ver como el hombre alto que estaba encima suyo parecía estar gritando cosas que no podía escuchar a causa de no tener sus audífonos puestos.

No quería morir.

— ¡Soy sordo! —Grita Jimin intentando detener lo que sucedía— ¡No entiendo lo que dices, por favor no me hagas daño!

El desconocido, quien aún apuntaba contra su garganta, frunció el ceño y apretó el arma más contra su piel claramente no creyendo en sus palabras. Jimin cerró los ojos intentando calmarse, debía probarle a ese sujeto lo que decía.

— ¡Los audífonos están en la mesa de noche! ¡Si no los tengo no podré escucharte!

Pero parecía que sus suplicas no servían de nada porque el castaño no hizo ningún movimiento, como si estuviese analizando la situación. No era suficiente, no creería en su palabra a menos que tuviera pruebas concretas.

Y las tenía.

— ¡Mira! ¡Mira aquí! —Grita señalando la parte de atrás de su oreja donde los audífonos van—¡Tengo esto porque aquí van mis implantes para escuchar! ¡Sin ellos solo siento vibraciones y no entiendo lo que las personas dicen!

El miedo aún seguía recorriendo su espina dorsal y cuando pensó que ya había perdido toda oportunidad para salvarse el hombre desconocido aleja el arma de su piel. En ese momento Jimin suelta un suspiro de alivio al ver que el intruso se levanta de la cama para alejarse. Su cuerpo sigue estático, pero siente que ha ganado algo de tiempo.

Y luego el castaño hace una seña para que busque los audífonos, sin dejar de apuntarle con la pistola.

Lentamente Jimin asiente y estira su mano hasta la mesa de noche. Al abrir el cajón los audífonos están allí esperándole. Los toma con cuidado y se coloca cada uno en su lugar respectivo. El silencio sordo del que había sido presa durante todo este tiempo se había acabado y ahora podía escuchar de forma clara los maullidos de su gato y la forma en que el desconocido carraspeaba con su garganta.

Quizá ahora tenía más miedo.

— ¿Ya estas listo? —Pregunta el castaño y esta vez Jimin si puede escucharle.

— Sí, ya te escucho... ¿Q-qué es lo que quieres?  

Puede notar como el castaño comienza a bajar el arma sin dejar de mirarle en ningún minuto. El corazón le late fuerte y comienza a creer que en cualquier momento podría perder el conocimiento en medio de esta encrucijada.

— ¿Cómo funcionan esas cosas? —Pregunta el desconocido haciendo una mueca apuntando a sus oídos— Si se supone que eres sordo.

Una vez había visto un programa en la televisión de personas que habían sobrevivido a secuestros y asaltos congeniando con sus agresores. No sabía si algo así podría funcionar en su caso, pero era lo único que se le ocurría para poder intentar salir ileso de la situación.

— Eh... Bueno... Estos son audífonos especiales... Tuvieron que hacerme una operación para poder ocuparlos y crean el sonido que los demás perciben de forma mecánica... A pesar de que puedo escuchar no lo hago como las demás personas, para mi los sonidos son como la versión reciclada de lo que la gente normal escucha...

La voz le tiembla y el hecho de que Da Vinci no deja de maullar le pone aún más nervioso, pero el castaño parece estar inadvertido de ello.

— Entonces —sigue el desconocido—... ¿Naciste sordo?

sweet weirdo ☆ kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora