Capitulo 29- Crimen y castigo (Parte 3)

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24 de Junio de 2665. Sistema Krebain. Planeta Midgard. 14:35.

Carville se maldijo para si mismo. La cosa no había salido como él esperaba. Su plan era hacer creer a Sif que iban a realizar un intercambio con su padre con la esperanza de que eso la convenciese para enviar entonces, un mensaje al monarca Gelido que les permitiera en serio llevar a cabo el trueque, su hija por el artefacto. Sin embargo, no parecía que las cosas fueran a ser tan sencillas.

Salió de la sección de celdas para prisioneros que habían instalado. Ya fuera, notó el frío recorriendo su cuerpo enseguida como si una dama de hielo le estuviera lanzando su aliento glacial. Se frotó un poco las manos, maldiciendo por no llevar guantes. Se abrochó la chaqueta hasta arriba para proteger su cuello y comenzó a andar de vuelta a la base.

Por el camino, se pudo fijar en como todo el mundo trabajaba en el campamento Infierno. En los talleres, reparaban vehículos dañados o los revisaban por si tenían alguna avería. Los dos puestos médicos ya no se encontraban tan llenos de heridos, aunque algunos pocos graves todavía quedaban recuperándose. Eso alivió al capitán. En la zona norte, se hallaban los barracones, donde seguramente, descansarían muchos de los soldados. El lugar, pese a bullir de actividad, se notaba mas tranquilo, como si no hubiera ninguna batalla próxima.

Carville atravesó la vía principal, notando como empezaban a capar copos de nieves. Por lo visto, iba a hacer tormenta hoy también. Alzó su vista al cielo, notando las nubes negras y grises sobre él. Esperaba que, por lo menos, no se levantase viento. Continuó su camino, pasando por delante de la zona donde se hallaban aparcados los tanques y el resto de vehículos. Fue allí, cuando se cruzó con un rostro conocido no hacía demasiado tiempo.

—Ward —dijo Jason con sorpresa.

Rachel Ward estaba sentada sobre una caja de metal con una PDA en sus manos. Parecía estar mirando fotos donde aparecían varias personas, entre otras, ella. Al escucharlo, la chica lo miró con sus brillantes ojos verdes y una leve expresión de alegría se dibujó en su cara.

—Capitán Carville —comentó algo animada—, que sorpresa verle por aquí.

—¿Como se encuentra? —preguntó el hombre.

La muchacha se levantó, quedando apenas a un metro de distancia del capitán. Su pelo largo y de color marrón claro le caía en una melena larga que al capitán le sorprendió. Veía a todos los soldados siempre con esos cascos, dándoles un aspecto tan uniforme e idéntico, que parecían carecer de personalidad. No obstante, sin ellos, resultaban ser más diversos de lo que creía. Eso le alegraba. Por momentos, pensaba que lo único que el ejército pretendía era asimilarlos a todos y que fueran iguales, sin ninguna diferencia. Sin embargo, todavía había quienes discrepaban de esa idea.

—Mejor del brazo —señaló la chica—. Todavía me duele, pero ya no es más que una simple molestia.

—Me alegro —dijo contento el hombre.

Ward no pudo evitar sonreír al oír lo que le decía y él se contagió del entusiasmo. Después de todo por lo que habían pasado, agradecía compartir algo de alegría. Miró a la joven recluta y se sintió feliz de que estuviera viva, aunque con eso, trajo de vuelta amargos recuerdos de los que si habían caído. Sobre todo de esa joven cabo rubia....

A pesar del pequeño malestar, trató de recomponerse un poco. Ya había sufrido suficiente.

—¿Que hacías ahí sentada? —fue lo siguiente que preguntó.

La chica no tardó en mostrarle la PDA. En la pantalla, se podían ver las fotos. Al capitán no le suponía demasiada dificultad deducir que estaba revisando instantáneas de otra época.

La Gelida Frontera. (La Guerra Interestelar- Parte 2).Donde viven las historias. Descúbrelo ahora