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Alas, ese par de extremidades que le permitían volar, compuestas por un intenso plumaje azabache eran causantes de las constantes dudas de cierta criatura que habitaba en las tierras del diablo. ¿Él era un demonio? Su hipótesis caía en lo negativo cada vez que lo meditaba más; entre los sirvientes de la eminencia demoníaca existían quienes poseían alas, pero las de aquellos eran escamosas e "impermeables", además de tener una cola puntiaguda saliendo de sus partes traseras y cuernos imponentes de sus cráneos. Wodahs habitaba sobre tierra infernal, mas no gozaba peculiaridades propias de la raza oriunda del mismo sector.
«¿Será por eso que ellos me observan con ese profundo repudio? Quizás sea eso... seguro que sí.»
Su mente inocente en aquella época le hacía creer eso, porque la ignorancia es mejor que la cruda verdad.
Algo tenía claro igualmente, que no era un ángel... al menos no uno corriente. Los pocos ángeles provenientes de tierra santa que pudieron dilucidar los ojos del peliplateado poseían alas blancas, acendradas y brillantes, dignas de ser denominadas como su luz propia. Al contrario de él quien portaba alas de plumas oscuras, sin mencionar que sobre sus cabezas flotaban brillantes halos dorados, en cambio, sobre la suya no había nada deslumbrando. Eso por alguna razón le hacia sentir sucio e indigno.
«Entonces, ¿dónde pertenezco?»
El pecho del ángel se oprimía sin explicación al plantearse esa incertidumbre. Antes se ahogaba en la realidad que se presentaba en los libros que su querido hermano le traía para su uso exclusivo, mundos llenos de fantasía escrita llegaban a sus manos. Ahora, ya no tenía los ánimos para seguir leyendo esa clase de textos.
—Wodahs...
Deseaba leer cosas sobre la realidad, sobre el mundo en el cual le había tocado nacer. Quería conocer tanto de ángeles como demonios; si nunca saldría de ese castillo por "el bien de su seguridad" entonces se dedicaría a investigar todo lo que nunca podría contemplar, sin importarle que su hermano esté en contra de su cometido.
—¡Wodahs! —La ira reencarnada en la voz del diablo irrumpió el mar de pensamientos que sucumbía al pequeño querubín, éste último observándole con honesta confusión.
Nuevamente se distrajo en medio de la lección. "Tu mente emprendió vuelo", sería una frase que le hubiera dedicado su hermano en ese momento de no ser por su estado naciente de furia.
—...¿Qué ocurre, hermano? —Los iris plateados del infante volvieron en sí, enfocándose en la figura del mayor, quien tenía sobre su regazo al par de aún pequeñas gatitas, expectantes ante todo.
—¿Podrías leer el sexto párrafo, por favor? —Sugirió o mejor dicho exigió el claramente enojado Kcalb. Su tono de voz no lo hacía sonar como un favor.
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[ Wodahs & Kcalb ] Hermanos de sangre [ D R A B B L E S ; The Gray Garden ]
Fanfic❝ La que estalla en la risa, cual cascabel del cielo o se quiebra en mil lágrimas de fulgente cristal. La de juegos y cuentos con dulzor de ternura, la de las golosinas, con tibieza de hogar. ❞ LA NIÑEZ, Ana María Sanshis. ¿Su infancia? para el Ánge...