Capítulo XVIII

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Capítulo XVIII
Siguiendo con la locura.
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La manada ha esta hora del día se arrepiente con todas sus fibras haber accedido a tal encargo, encargo que surgió como un pedido con gentileza por el beta mayor de la manada. Empero con sinceridad, debieron de haber intuitivo que aquello no predecía nada bueno, pero claro, ellos tenían que hacer caso a lo dictado por los mayores, como desean poder retroceder a primera hora del sábado para negarse a la hermosa petición, sin embargo ahora estaban más que metidos en todo un lío sin salida.

-Stiles por el amor a todas las deidades puedes callarte-. Expresó Lydia Martín cansada de escuchar los gritos de su amigo al unísono de sus plegarias.

No obstante, y con mucho pesar para los demás, la Banshee que escucha voces de muerte en su cabeza no tuvo ni la remota suerte, al contrario los sensibles oídos de los licántropos estaban a punto de ser "buenos" sentidos para su propia cacería.

-Por Dalak, Merlin, Morgana, Kami y la Virgen María¹, alguien calle a Stiles de una puñetera vez-. Esa era la urgencia del alfa, pues por más amigo suyo su lobo rugía por descanso el cual no se le estaba dando con ninguna misericordia.

-Qué es todo éste escándalo en mi casa -en efecto la casa del Sheriff era la misma Casa Eco del pueblo ocasionado por todos los gritos que hasta un humano común y corriente podía escuchar a un diámetro de diez metros a la redonda.

Para entender este estado de desquicia en demasía; tenemos que comenzar desde que terminó el viernes por la noche.

Exactamente a las 23:59 hrs de la noche...

Viernes por la noche, de la estación en curso (a terminos de otoño) se tornaba como cualquier noche más del año andante, no obstante algo iba a tomar un curso distinto.

Derek había dormido más de la rutina implicada por su pareja, Stiles había estado este día mimoso, -sin exagerar- a comparación de otros días, dándole tiempo al azabache para poder recuperar energías; acción que preocupó al hombre lobo, sin embargo no mencionó nada fuera de lo común.

Ambos padres tenían todo listo para continuar con el sueño que sus cuerpos cansados exigía, empero las cosas no son como uno lo desea y la llamada entrante en el móvil del ojiverde le decía que la actitud de Stiles era más que consideración, su cachorro le estaba dando un tiempo fuera, ahorrar suficientes fuerzas y cumplir con la misión que él mismo se había puesto el mismo día que su madre apareció dentro de su cuerpo.

La manada del Sur, una manada salvaje que se alió con su familia en la época de la cacería clandestina; le daban noticias de Jennifer Black, única persona que le podía ayudar con la maldición o hechizo -como quieran llamarle- que le habían colocado a su humano enclenque.

Todo perfecto, sólo existía un simple error de ecuación Stiles dónde dejar al chico mientras él, Chris Argent y Peter viajaban hasta el sur de California para tener la charla con la ex-darach sin poner en riesgo a su familia.

Preocupación que el lobo y el humano contenían en partes de igualdad.

Así, después de meditarlo por largas horas entre caricias y mimos de Stiles cayendo en los brazos de Morfeo, fue como Derek decidió que hacer con su pareja e hijo en el vientre paterno.

Exactamente; a las 6:20 de la mañana, Derek se reunió con la manada completa -excepto Stiles que se encontraba dormido como si fuera un hurón, dentro de las sábanas y ropa del moreno- haciendo una promesa de cuidar con mucho cuidado y dedicación al humano, tanto cuidado que no podía salir con un cabello sólo fuera del lugar o sino Derek haría un entrenamiento que no olvidaran hasta que los hijos de sus hijos tengan bisnietos. Sin duda, una promesa que no guardaba nada bueno.

273 Días Soportándolo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora