Capítulo 28

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Una semana había transcurrido y cada día que pasaba, más feliz se sentía Paula. Las cosas con Facundo estaban cada vez mejor y aunque no habían vuelto a estar juntos íntimamente, no había momento en el que no se las ingeniaran para robarse algún beso o una caricia a escondidas en la oficina. No obstante, ese día en particular, apenas lo había visto ya que estuvo muy ocupada revisando los últimos detalles para la presentación con las fotos que Dante le había tomado a Lucía durante esa misma semana.

No se había equivocado al pensar que juntos serían geniales y había quedado muy conforme con el resultado. Sin embargo, estaba convencida de que podían hacerlo aún mejor. Podía notar la incomodidad en Lucía a la hora de posar frente a la cámara y por esa razón, se había tomado la libertad de sugerirles que lo intentaran a solas, tal vez en un lugar más íntimo y familiar para ella con la intención de que lograse por fin sentirse segura y a gusto.

De todos modos, las fotos eran increíbles, pero estaba segura de que serían perfectas si ella conseguía relajarse y perder el miedo que era palpable en sus ojos cuando la situación la hacía sentirse demasiado expuesta. Le gustó que hubiese aceptado el consejo y, por la forma en la que no dejaban de mirarse uno al otro, estaba segura de que no les disgustaría la tarea. Una vez más, el rostro de Facundo colmó sus pensamientos. Nada de esto habría sido posible sin él. Una vez más, la había salvado.

Con eso en mente, terminó de decidirse. Iría a verlo al salir de la agencia. Sabía que debía cuidarse para que sus empleados no sospecharan, pero no podía soportar la idea de pasar otra noche sin él a su lado. Extrañaba el calor de su cuerpo, la suavidad de sus íntimas caricias, el excitante sonido de su voz ronca en el oído cuando se deshacía dentro de ella. Necesitaba volver a verlo, esta vez en la intimidad de su departamento, aquel maravilloso lugar que se había vuelto su santuario. Deseaba dejarse llevar, una vez más, por todas las maravillosas sensaciones que solo él generaba en ella.

Apagó su computadora y recogió sus cosas para finalmente salir de la agencia. Había sido un largo y extenuante día de trabajo y aunque aún le quedaba mucho por hacer, ya no tenía más energía. Solo quería olvidarse de todo y perderse por completo en los brazos del hombre al que amaba. Bajó en el ascensor hasta el estacionamiento y se dirigió a gran velocidad hasta su auto. Una vez en su interior, llamó por teléfono a su empleada doméstica para que no la esperase y luego a él. Sin embargo, la llamada fue desviada directamente al buzón de voz. ¿Habría salido?

De repente, la sonrisa que se había instalado en su rostro, se borró por completo al recordar que no faltaba mucho para que su marido regresara de Francia. Se aferró el volante empleando toda su fuerza ante la horrible sensación de angustia que la sola idea le generaba. No quería que volviese, no deseaba estar con él. Solo quería tener la capacidad de desaparecer de la tierra y no volver a verlo nunca más. Sin embargo, era consciente de que eso no era posible y aunque no sabía cómo iba a hacer para enfrentarlo, de algo estaba segura, no pensaba renunciar a Facundo.

Ni siquiera era ya capaz de imaginarse la vida sin él. Con su calidez y amor se las había ingeniado para llenar el vacío que durante años la había atormentado. Había logrado iluminar cada sombra y sanado cada herida de su corazón. Había hecho que volviese a amar con una intensidad que no creía posible y cada vez que estaban juntos la hacía sentirse libre, feliz, plena. Facundo siempre había sido, era y sería el amor de su vida.

Mientras pensaba en eso, asintió para sí misma y puso en marcha el auto. Salió del estacionamiento y dobló en dirección contraria a su casa, hacia el departamento de él. No permitiría que sus miedos determinaran su accionar. No cuando se trataba de sus más profundos sentimientos. Iría a verlo y haría por fin lo que había querido hacer desde hacía días: pasar la noche con él. Solo esperaba encontrarlo en casa.

Bloque de hieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora