Capítulo II

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¿Alguna vez has sentido ese sentimiento de estar ahogándote? ¿Esa desesperación? El momento en el que piensas que no puedes más y tus energías se van agotando, la desesperación de estar sin recursos, inquieto, dudando si vas a seguir respirando o tus pulmones van a fallarte. Esa es la horrible y detestable sofocación que uno siente cuando sale del espacio e ingresa al planeta agua.
Sin ningún tipo de tanque de oxígeno, es claro, no lo necesitábamos, nuestro cuerpo se prepara y se adapta para cualquier entorno. Mi cabeza daba vueltas y por primera vez en mi vida sentí dolor. Es tan raro y tan...molesto, que no puedo explicarlo con palabras.
Despacio y como pude abrí mis ojos, parpadeando algunas veces, un sentimiento de cansancio me golpeó al abrirlos completamente, todo era tan blanco...no se ve como creí que se vería, pensé que al pisar tierra firme sentiría paz o me sentiría tranquila, pero ahora solo sentía inquietud y la ceguera que me estaba causando tanta claridad me molestaba, mi cerebro trató de hacer que mis articulaciones se movieran, pero estaba atada. Al parecer mi estadía aquí no es un perfecto sueño dorado. Miré mi cuerpo buscando heridas que sean las causantes de mi dolor, y en efecto estaba llena de ellas. En la zona de mis pulmones tenía quemaduras graves, no entiendo el por qué no me he sanado aún, quizá el estar aquí desacelera las cosas, sin darle mucha importancia a esas heridas seguí recorriendo mi cuerpo, además de las cuerdas que tenía en mis muñecas que hacía que estas me ardieran, en la zona del cuello sentí un punzante dolor tal vez raspones u otra quemadura. Mi cabeza dolía y mi mandíbula también, pero esas eran zonas que no estaban a mi alcance para ver si tenía algo. Sin embargo, lo sentía.  

 Recorrí con mis ojos la habitación en la cual me encontraba, sentada en el suelo, paciente, respiré hondo tres veces y traté de que mi yo interior salga y recorra el lugar-fuera de estas cuatro paredes- por mí. Cerré fuerte mis ojos tratando de concentrarme y aislando cualquier pensamiento que haga que pueda desviarme.
Visualicé el lugar en el cual me encontraba, mentalmente intenté salir unas cinco veces y...nada. Mis cualidades no funcionaban allí. Era un bunker aislante. En la Base Lunar había una habitación así para castigar, nunca había estado en una.
No entraba ni salía información.
Este no es el planeta Agua.
Estaba en problemas. 
 Mi fuerza no funcionaba allí, ni mi capacidad mental. Si no salía de allí podría morir...morir literalmente. Si esto apagaba mis poderes también apaga mi capacidad de inmortalidad. Por esto mis heridas no sanan.
Una de las paredes se movió como una de las puertas de la Base Lunar, hacia adentro y luego deslizándose a un costado. Por ésta pasaron tres hombres vestidos con uniformes militares verdes. Me miraban tratando de intimidarme, conocía esa mirada. –Isaac- Llevaban el pelo cortado igual, y un cinturón con 2 armas diferentes, también tenían una navaja y un cuchillo de cortar carne.
Mucha seguridad. 
 Se colocaron en formación, mirándome hacia abajo-ya que estaba en el suelo y obvio era más pequeña que ellos- 
 ¿Quién eres?- Habló uno de los tres, su color de piel me sorprendió notablemente, nunca había visto a una persona de color en mi vida.
- ¿Quién te envió aquí?-preguntó. No iba a contestar nada, yo era la fuerte. -Si no hablas te irá mal.-Eso sonó a amenaza. Mis ojos se achinaron y mi cabeza se movió ligeramente a un lado.
-Soy tu líder.-dijo. No pude evitar reírme, él no sabía quién yo era, no sabía que estaba haciendo aquí, lo notaba nervioso y para tapar su propio agujero de miedo tuvo que proclamar que él era el líder y que yo debía estar a su mereced. Un chico levantó su arma, seguía con mi sonrisa en la cara, pero de pronto él dejó el seguro, mis sentidos se pusieron alerta. No tenía poder aquí y quizá mi inmortalidad esté en juego...Si el disparaba moriría.
- ¿Qué tiene esta habitación?-dije mirando aún al chico con el arma, mis ojos estaban más abiertos de lo normal y me sentí tensa, lo cual si Isaac estuviera aquí ya estaría gritándome que no podía mostrarme débil frente al enemigo.
- ¿Qué?- El "líder" sonó muy confundido su cara lo reflejaba.
- ¿Por qué estoy en esta habitación? ¿Qué tiene esta habitación? ¿De qué está hecha? ¿Quién la creo?- mis preguntas fluían como si las hubiera estado pensando hace horas. 
- ¡LAS PREGUNTAS AQUÍ LAS HACEMOS NOSOTROS!-Gritó el del arma, su mano temblaba. Nunca había matado a nadie en su vida y no estaba preparado para hacerlo.
-Solo quiero saber dónde me encuentro.-Soné firme, siendo que estaba con un gran nudo en la garganta. Los tres intercambiaron miradas y el líder asintió, pareciera que se estuvieran hablando por telepatía...lo cual ni yo había desarrollado aún.
-Estamos en Montgomery, Alabama...-¡¿ALABAMA!? Un flash back de lo que me dijo Troya vino a mi mente. -¿Debo decirles?-
-Ahora dinos quién eres y qué haces aquí.- el líder habló de nuevo, insistente. No podía decir nada. Como es posible que la nave cayera justo donde Troya me había indicado ir. Por un segundo pensé en todo, mi cerebro trabajaba rápido y una imagen de Stephen llegó de prisa.
-¿Dónde está...?-No pude terminar la oración que el chico que estaba apuntándome hace rato disparó. De pronto mi visión comenzó a ser lenta, me paré y esquivé la bala como ya lo había hecho cientos de veces en La Rebelión. Patee el arma del chico con una sola pierna- ya que estas no estaban atadas- el dolor que sentía se intensificó y me hizo hacer una mueca con la boca. Reflejos bien, curarse mal. 

La Generación de los CaídosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora