i. everybody's watching me.

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"The more I want in, the more I want in
The less I know, the less I know
But I forgot it, I forgot it
I'll be alone, I'll be alone, I'll be alone
With everybody watching me"

The neighbourhood; Everybody's watching me.

Si bien soy consciente de qué tipo de vida llevo, intento no entrar en pánico por ello

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Si bien soy consciente de qué tipo de vida llevo, intento no entrar en pánico por ello. Mi abuelo siempre me repite, desde los diez años, que no debo dejarme llevar por las exigencias en una sociedad como esta, donde el nivel social y la raza parecen mover el mundo; en pleno siglo XXI parece un jodido chiste, pero así son las cosas.
De todas formas, no es como si tuviese mucho derecho a decir nada en voz alta, puesto que parezco ser el punto gris entre toda esta manada de gente guiada por sus más primitivos instintos.

El desayuno me sabe tan insípido como todas las mañanas, pero sé que no es su culpa. Es la mía. Mi abuelito se encarga de dar lo mejor de sí mismo en la cocina, así como yo debo darlo en la universidad. El simple hecho de que aceptara estudiar lo que me dicta el corazón es suficiente para él. Y, aun así, no puedo evitar sentir que soy una completa molestia. Una piedra en el camino de su vida y en la de quienes fueron mis padres.

—¿No tienes hambre hoy, Yurotchka?

Mis ojos analizan la comida y no encuentro nada malo en ella. Los colores son tan vibrantes como el sonido que hacía el tocino al ser freído, aun si mi abuelo considera que no es sano comer eso en las mañanas.

Y cuando vuelvo a verle, simplemente no me atrevo a decirle que no tengo hambre.

—Solo estoy nervioso por mi trabajo... ¿En serio crees que se ve bien? —a un costado de la mesa descansa mi enorme carpeta negra, llena de cartones de presentación, muestrarios de avíos y la narrativa conceptual de todo lo que vi en el semestre. No me animo a voltear al prototipo que descansa en el perchero del lado de la puerta, que lleva enfundado desde la noche anterior luego de ser planchado minuciosamente. Soy un obsesivo con los detalles de cada una de mis presentaciones, porque sé que mi profesora no me pasará nada por alto.

—El trabajo de mi Yurotchka es el mejor de toda la clase— apremia para levantarme el ánimo—. Tienes talento, muchacho. No tienes razón para estar nervioso.

Le creo. Siempre le creo. Y aunque esta vez no es la excepción, no puedo evitar sentirme inseguro sobre asistir a la Universidad en uno de los días más jodidos de la semana.

Mi abuelo es un Alfa muy viejo ya. Sé que le molesta el hecho de que si algo llegara a ocurrirme, él no tendría forma de ayudarme demasiado. Así que intento no darle demasiados dolores de cabeza.

En tanto el desayuno es terminado sin ganas y mi abuelo me despide en la puerta, dejo salir el suspiro de cansancio. Pasé toda la semana volviéndome loco con este proyecto; he llegado a caer en mi trabajo con restos de hilos pegados al pantalón, a enojarme cuando no conseguía el tono de tela que necesitaba a un precio decente y a maldecir a la impresora que parece burlarse de mi cada vez que estoy apurado. Y cuando al fin realicé la última costura del pantalón, fue cuando me di cuenta de que ahora no solo me faltaba plancharlo todo para que se vea presentable, sino cortar cada pequeño hilo que sobresaliera del lado interno de todas las prendas que había confeccionado hasta el cansancio.

Vanilla cream. {Otayuri/Omegaverse}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora