Capitulo 1

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Habíamos llegado a Oaxaca hace ya unos días,  los cuales fueron simplemente para desempacar.  Vivíamos en un pequeño departamento el cual era acogedor a decir verdad.

Yo me encontraba acomodando mis cosas en uno de los muebles de la habitación cuando el sonido del timbre invadió el departamento, y detrás de esta la voz de Papancho.

—¡Temo!  Ve a abrir la puerta—

Tras un leve suspiro salí de mi habitación para abrir la puerta principal.  En ese momento un embriagador aroma se apoderó de mi proveniente de un chico que estaba de espaldas mío el cual se dio la vuelta para saludarme.

—Uhm...  Hola— Logré articular aquel saludo mientras veía al chico de cabellos rizados el cual sostenía un pastel en sus manos. 

—Hola,  que onda.  Mi tía blanca me pidió que les trajera este pastel— Su aroma era especial,  embriagador, me había quedado paralizado ante él sin decir palabra,  sin saber como actuar.

—¿Hola? ¡Hola!— La voz del contrario hizo que me saliera de mis pensamientos.  Traté de responder haciéndole saber que lo estaba escuchando pero simplemente volví a perderme en sus ojos y en si olor.  Solo logré entender que su familia nos había llevado un pastel el cual puso en mis manos pero que al instante se resbaló de ellas haciendo que callera al suelo.  El chico reaccionó desesperado al ver el pastel caer mientras soltaba un par de gritos.

—¡Me van a matar!—

Aquel grito hizo que cayera al suelo intimidado mientras trataba de ayudarle sin mucho éxito.  El contrario comenzaba a reprenderme mientras bajaba la cabeza y respondía con disculpas a los quejidos desesperados del chico frente a mí.

A los pocos minutos salió una señora la cual parecía ser familiar de aquel chico ya que lo estaba regañando por haber tirado el pastel,  aquello me hizo sentir mal por que había sido yo quien lo tiró,  después de ella salió Papancho algo alterado por los gritos,  la mujer y mi papá comenzaron a hablar,  yo no les ponía mucha atención, seguía aturdido por el aroma que emanaba el contrario.

Al cabo de un par de minutos este se propuso a ir por donas para remediar el hecho de que había tirado el pastel,  yo me ofrecí a ayudarlo,  no sabía por que,  pero algo en él me obligaba a estar a su lado.

Su nombre era Aristóteles,  es chistoso nunca había conocido a alguien con ese nombre, conforme pasaba el tiempo sentía mi rostro más caliente de lo usual,  me sentía como enfermo,  somnoliento. Sentía las miradas clavadas en mí y no sabía por qué,  incluso veía a Aristóteles voltear de reojo a verme ¿tengo algo?  Me preguntaba.  Al no poder soportar las miradas decidí huir.

—Debo irme— Dije a Aristóteles para luego salir corriendo hacia mi casa,  cerré la puerta rápidamente y me dejé caer al suelo recargando mi cuerpo en ella.  Sentía mi cuerpo caliente, mi corazón palpitaba como loco...  No podía ser posible.

—Soy un omega... —

Dije entre sollozos mientras un par de lágrimas resbalaban por mis ojos,  toda mi vida pensé que era un beta.  Si no era lo mejor de el mundo,  pero ser un omega era mucho peor.  Algo estaba seguro,  Aristóteles era mi persona destinada,  mientras más pensaba en él mi cuerpo se calentaba un poco más.

—Mi primer celo,  esto no puede ser posible—

Dije aún con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada mientras respiraba rápidamente.  Tenía que encargarme del "asunto" pero estaba en un shock inmenso del cual no podía salir tan fácilmente.  Después de haber llorado unos minutos tuve que encargarme de mi "problema" yo sabía que cuando un omega se acerca a su alfa destinado su celo se detonaba,  pero esta era mi primera vez y no sabía como actuar.

Ya más calmado decidí salir hacia la farmacia para comprar medicina y supresores los cuales necesitaba más que nada en ese momento,  volví a mi habitación y tomé la medicina según las indicaciones que me había dado la cajera y rocié los supresores en mi cuerpo. 

Mierda...  Todos mis amigos omegas están en Toluca,  voy a tener que aprender a encargarme de esto yo solo.

Pensé para mis adentros mientras entraba a la casa Córcega ya que nos habían invitado a comer con ellos. Realmente no sabía como reaccionar al ver de nuevo a Aristóteles.

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¡Hola!  Bueno,  este es el primer capítulo de una fanfic sobre una pareja que amo demasiadoooo.  En serio,  últimamente estoy obsesionada con estos dos,  además de que tenía ganas de hacer un fanfic omegaverse con mucho drama,  espero que que les guste,  está hecho con mucho amor y gracias por leer;)

—Haru Yamada cambio y fuera

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