Capítulo 13

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El sonido de una tenue música inundaba la sala de esperas mientras un alfa de cabello rizados esperaba con un vaso de café entre sus manos. Suspiraba de a ratos mientras veía a todas direcciones,  la ansiedad lo carcomia minuto tras minuto en espera de su joven amado.

En otra de las habitaciones un omega abría los ojos con pesadez encontrándose con la luz blanca emitida por el foco mientras uns enfermera lo recibía con una amplia sonrisa.

—Ya despertó,  avisaré que se encuentra bien—

Dijo la mujer mientras el omega asentía sin mucha noción de lo que pasaba, sentía el frío de la cama chocar contra su semidesnuda espalda observando el paisaje frente a él,  una fría sala de hospital. Al poco tiempo la puerta se abrió con el rizado entrando rápidamente a la habitación, hecho un manojo de nervios.

—¿Estás bien? ¿cómo te sientes? ¿te fue bien? Dime que te fue bien— Las preguntas llovían rápidamente por parte del alfa el cual observaba a su amante tendido sobre esa fría cama.

Al notar esto la enfermera soltó una ligera risa para finalmente hablar
—Acaba de despertar,  será mejor que no abrumarlo demasiado, déjalo descansar—
Dijo con una amable sonrisa para retirarse tras un "con permiso"

Aristóteles asintió silenciosamente mientras se sentaba al lado de su amante tocando la suave mano de este con delicadeza mientras ambos se regalaban una sonrisa.

—Perdón,  solo estoy preocupado— Dijo el alfa con un ligero toque de seriedad

—Lo sé,  pero te preocupas demasiado. Estoy bien, todo terminó—

—¿Estás bien con eso? ¿que todo haya acabado?—

—No— Aquellas palabras salían a la par de un par de lágrimas haciendo que el omega se aferrara más a Aristóteles —Pero es lo mejor,  y lo más razonable—

El rizado solo asintió.

—¿Cómo te hubiera gustado que se llamara?— Cuestionó Cuauhtémoc.

—No lo sé,  Me gusta Ramiro, si hubiera sido niño... Y de niña... No tengo nada,  nunca pensé en nombres—

—A mi me gusta Amelia—

Ambos se regalaron una sonrisa.

—¿A que se debe la pregunta cachorrito?—

—No lo sé... Solo, solo lo pensé—,Dijo el menor encogiéndose de hombros.

—No es solo eso, yo lo sé,  es normal que te sientas culpable...  Pero era lo mejor—

—¿En que aspecto? Acaba de morir— Las lágrimas caían con más frecuencia sobre las ya rojas mejillas del menos mientras Aristóteles lo observaba reprimiendo sus ganas de hacer lo mismo.

—Lo sé,  pero le ahorramos vivir en un hogar donde no podríamos criarlo— Las lágrimas poco a poco brotaban en los ojos del rizado mientras este se acercaba a abrazar a su novio el que era un mar de sollozos.

—Debí darlo en adopción— Decía el omega aferrándose al cuerpo de Aristóteles.

—Lo condenarías a tener una vida de carencias donde no es seguro que será adoptado—

El llanto del jóven López llenaba la silenciosa habitación siendo imitado por Aristóteles, ambos aferrados el uno al otro sin decir palabra. Aquel llanto desgarrador llevaba consigo demasiados sentimientos,  culpa, tristeza,  decepción de ellos mismos,  habían terminado con una posible vida, eso se cuestionaban los dos ¿estaban bien? ¿estaban mal? No hay una respuesta correcta. Solo humanos cometiendo errores, solo humanos reparandolos.

Tiempo más tarde la jóven pareja salió del hospital, tomaban sus manos,  caminaban en silencio por la calle, la luz golpeaba sus rostros,  el sol salía de nuevo, eran guiados por el viento sin un rumbo fijo, querían olvidarlo todo.  A lo lejos una banca lograba divisarse entre sus ojos asi que decidieron sentarse. Abrazados el uno con el otro, la melodía de sus corazones,  la más hermosa que habían escuchado en su vida era el soundtrack de ese momento. Cerraron sus ojos callendo en un profundo sueño.

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No están muertos amigues solo se quedaron jetones.

Pues,  este es el último capítulo no me odien:(
Gracias por soportar mi c r i n g e y lo mal que escriboOOoOo Quiero hacer un capítulo especial en compensación a toda la kk que les he dado hasta hoy:(
Y pues nada

-Haru Yamada cambio y fuera✨

{Error};- AristemoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora