Capitulo 3: Mal Presagio.
Miércoles, 9:25 pm.
Las Vegas, Nevada.
Adrianne's POV.
Lo que me faltaba. Lo que me jodidamente faltaba. Como si ya no fuese un dolor en el trasero trabajar hasta la madrugada seis días a la semana en este bar en Las Vegas, la ciudad que no duerme, ahora tenia que lidiar con una panda de bravitos engreídos con la testosterona por los cielos.
Y no, no voy a negar que al decir que están bastante buenos me quedo corta, ¿pero enserio era necesario llegar con aires de dueños del bar y reservar toda la zona VIP para ellos? ¿Que? ¿Ahora no quieren que otros respiren a su alrededor? Imbéciles.
Pero bueno, nada de esto importa ya que por mas quejas que tenga, sigo siendo solo una mesera con un traje que mas bien parece de porrista y tengo que sonreírles y lograr que sigan gastando tanto como sea posible, así que a tragarme el asco y ser coqueta. Por suerte no me toca atenderles. Luego de entregar una bebida a una pareja del bar, vuelvo a la barra y veo a Debby.
-Uh uh, han llegado unos muy calientes, que alguien active la alarma de incendios. -rió bromeado mientras observaba la zona VIP mordiéndose el labio.
-Calientes y idiotas, Debby. -negué resentida y tome una orden dispuesta a entregarla, entonces al darme la vuelta para ir a entregarla y sintiéndome algo observada dirijo la mirada a la zona VIP. Ahí, en toda su majestuosidad, parecía estar observándome el supuesto "líder" del grupo. Lo sé porque lo había visto llegar primero al bar en una de esas tantas competiciones de coches infantiles. Pero me estaba mirando. Mas que mirarme, parecía estar llamándome con esos ojos. Las luces neón no me dejan distinguir su iris pero..., espera, ¿por que me interesa? Despierto de ese trance y voy y entrego las bebidas para luego volver al bar.
-Me extraña, Blair. ¿No eran unos imbéciles? -rió burlonamente Debrah a mis espaldas y le di un codazo.
-Y siguen siéndolo. Es solo que ese del medio parece ser el mas indiscreto, gracias al cielo que no los atiendo... -iba a seguir hablándole a Debbs pero entonces el jefe, mas contento que nunca por el grupo, vino hacia nosotras.
-Ustedes dos, cambio de horario, atender la zona VIP, ya! -nos gritó el maldito viejo verde a lo cual solo asentí junto a Debby hasta que se alejó.
-Recuerdame para que mierdas hablo. -me lamenté, de todos los días, hoy vendría siendo el peor. Mierda, mierda y mas mierda. Que el mundo me perdone por pensar que el hecho de morir asfixiada por feromonas no es algo bueno aun tratándose de tipos guapos. Debby rió jalándome del brazo y nos encaminamos a la zona VIP, esto me da una muy mala espina, joder.
Una vez llegamos dos de ellos estaban con una chica cada uno en las piernas y el resto bromeaba y bebía, no quería mirar al de en medio pero por suerte mi querida mejor amiga me salvó.
-Debrah carraspeó y cuando algunos de ellos le observaron sonreímos ambas falsamente y ella habló.- Bienvenidos oficialmente al bar Blue Lights, les agradecemos de antemano su visita y esperamos ser un bar de su agrado. ¿Que les podemos ofrecer, caballeros? -ella sonrió probablemente de forma mas convincente que yo y hablo sin dudar ni observar de mas a nadie.
-¿Esas piernitas vienen en el menú muñeca? -el que se sentaba a la derecha del "líder" le coqueteó a Debby en respuesta y el resto rió bastante y bromeó de forma cómplice, ugh, claro que Debby solo fingió reír un poco y comenzó a tomar las ordenes de bebidas de todos.
En todo este tiempo, el caliente numero uno no había apartado su mirada de mi ni siquiera por un segundo, me pregunto si habrá pestañeado al menos, ugh, el no está hablando ni pidiendo su orden, supongo que espera que se la tome yo. Y cuanto me jode tener que hacerlo porque mi apartamento se paga con dinero después de todo. Mas te vale no joder demasiado con Adrianne Blair, imbécil. Aun pensando en esto seguí sonriendo y me acerqué a el a preguntarle.
-¿Puedo tomar su orden? -le sonreí con mi usual sonrisa coqueta y profesional, y pude notar al acercarme que sus ojos eran de un azul ardiente... Bueno, mal no esta, hay que decir.
-¿Como te llamas, pequeña? -su voz era ronca, grave y profunda. Me observó sin ninguna expresión, solo recorría mi cuerpo con su mirada y luego volvía a mis ojos.
El que este muy caliente no cambia el hecho de que es un cliente acosador que abusa de su poder, ¿de acuerdo? Como me hubiera gustado decirle que no le incumbía y que deje de atravesarme con los ojos, pero ¿adivinen que? Me pagan por esto.
-Mi nombre es Adrianne Blair y estoy encargada de atenderle, ¿puedo tomar su orden? -hable y sonreí forzosamente.
-Adrianne... Blair... -susurro mi nombre y sinceramente un escalofrío me recorrió por toda la columna, lo decía tan lentamente... Entonces ahí, con el resto de la gente ignorando este "trance" que se había creado entre ambos, el alargó una de sus manos y enredo uno de mis mechones entre sus dedos mientras lo observaba con cuidado. -Adrianne Blair... -sonrió y suavemente se llevo el mechón a los labios. Mierda, me había puesto la piel de gallina y estaba totalmente congelada.
¡Concéntrate Blair, maldita sea!
¿S-... -carraspeo- señor...? -lo observo tratando de mantener una sonrisa templada, aunque mi ceño lucha por fruncirse.
-Dylan Collins, acércate, Adrianne. -lo dijo tranquilamente girando mi pelo entre sus dedos, pero no puedo evitar sentirme controlada. Y detesto eso. Casi tanto como a el y a todo su detestablemente ardiente ser. Pero nuevamente me recuerdo que me pagan para esto y me acerco un poco, al sillón de cuero en el que esta sentado. Puedo oler su perfume, y me encanta, me embriaga, me distrae, pero sigo manteniendo la calma.
-¿Por que trabajas aquí, Adrianne? -El que me llame por mi nombre completo me da algo de pena al igual que me provoca escalofríos, y carraspeo.
-¿Por que me pregunta cosas así, señor Collins? Solo estoy aquí para atenderle. Si no piensa ordenar nada por ahora sera mejor que me retire a... -pero antes de poder seguir con la farsa de la educación y profesionalidad, el muy desgraciado toma mi mano y deposita un suave beso en ella observando a mis ojos fijamente.
Sus labios acarician mi mano con suavidad, una tranquilidad desquiciante que acelera el pulso y por donde pasa su boca deja un rastro caliente.
-Me parece que no irás a ninguna parte, Adrianne Blair. -entonces puedo divisar una sonrisa maliciosa oculta por mi mano, la cual aun roza sus labios suavemente, y entonces lo sé. Lo puedo ver en el, es en el azul de sus ojos que puedo divisar lo que se aproxima. Y no es nada bueno. Esta horriblemente seductora sensación de un mal presagio es solo el inicio del caos.
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"The Blue of His Eyes." -Mia Amell.
RomanceSolo digamos que con algunas personas no se jode, y menos estando en Las Vegas. Pero de todos los peligros, el peor pecado en el que podría caer Dylan Collins, era en el de una mujer como Adrianne Blair. Y no se le puede culpar, ella en su ajustado...