Capítulo 3

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Lydia

Llevo toda la mañana intentando contactar con Carlos, estoy muy frustrada porque no me lo coge, no se donde cojones está. Estoy pensando hasta en ir a casa de Daniel.

Carlos

Me despierto de un sobresalto cuando oigo gritos muy cerca mía. Rápidamente me levanto de la cama y veo que Dani está dentro de "mi habitación" en la esquina de un sofá al lado de "mi cama." Está sudando muchísimo cuando me acerco a él y me percato de que está durmiendo, por lo que veo lo está pasando fatal. Me siento bastante mal, creo que está soñando algo sobre su padre ya que no para de gritar "Para papá, para". No se por qué pero no puedo dejar que lo siga pasando mal.

Me pongo de rodillas para ponerme a su altura y le toco el brazo mientras lo llamo suavemente, no reacciona y veo que varias lágrimas salen de sus ojos, instantáneamente,  le cojo de los dos brazos y le sacudo rápidamente cuando de un sobre salto se despierta y se cae encima de mí, sollozando, sigue con los ojos cerrados cuando le digo- Tranquilo, soy yo , Carlos...- No responde, él está encima mía, lo que hace que me cueste un poco más sacar mi brazo y ponerle la mano en la nuca, lo que hace que llore más y se aferre más a mi. Le acaricio la nuca con el pulgar y eso hace que diga- ¿Se-se ha ido? - hago como que miro alrededor y le acaricio la espalda como él hizo hace unas horas.- Todo ha pasado, nadie te va a hacer nada, estoy aquí, contigo, estás a salvo...-digo nervioso. Nunca me había imaginado a Daniel de esta forma, está totalmente desubicado, como un niño perdido buscando a sus padres en un supermercado. Noto que se va calmando con mis caricias cuando suspira y da una vuelta sobre sí mismo, quedando los dos mirando hacia el techo. Daniel se pone las manos en los ojos mientras que solloza por última vez y se quita las lágrimas.-¿Estás bien..?- Digo preocupado

.-No, joder... no lo sé...- dice, seguido de un suspiro.-¿Te puedo contar un cuento?-dice Él girando la cabeza y mirándome a los ojos. 

-Por supuesto-le respondo, el asiente y sigue mirándome.

La Luz de la lámpara de la mesita de noche hace que vea perfectamente el color de sus ojos, no me había percatado de ello hasta ahora, tiene unos ojos marrones jodidamente preciosos.

-Érase una vez un niño, el cual vivía con su padre, ya que su madre había muerto. Ese niño siempre ha sido juzgado desde pequeño por no jugar al fútbol. No tenía amigos, el chaval de 5 años se acostumbró a comerse el bocadillo solo en los recreos. Ese niño lloró mucho, su padre le pegaba para que aprendiera a defenderse de los demás y ese niño se volvió una mala persona con el paso del tiempo. Ya no era un niño cuando su padre lo echó de casa, y tuvo suerte de que metieron a su padre en la cárcel y él seguía conservando las llaves de su casa, por que si no... Hoy en día estaría muerto.-Mientras que me contaba esto, se me escapan varias lágrimas, las cuales él me quitaba suavemente con su pulgar, yo ya no le tenía miedo, ni mucho menos rencor, no se que ha pasado para que en tan poco tiempo hayan cambiado tanto las cosas.
-Ese niño se llamaba Daniel Lozano- Dice tras un suspiro. 

Me deja sin palabras, lo único que se me ocurre es abrazarle, ahora el que está encima de el otro soy yo.

-Siento muchísimo lo que te hice nada más llegar a la universidad, te juro que me siento como un tremendo gilipollas.-Dice 
-¿Acaso no lo eres?- Noto que su pecho baja cuando vuelve a suspirar. - Te perdono, pero espero que no lo hagas más, ni a mi ni a nadie.- digo mirándole a los ojos, él sonríe. Joder... en la que me estoy metiendo...
- No te rayes que no va a volver a pasar.- Daniel se reincorpora con cuidado y se levanta cuando dice- ¿Me ayudas a limpiar lo de ayer?- Pongo los ojos en blanco y digo-Voy al baño y bajo.

Lydia
Me pongo una sudadera negra ancha, unos shorts y recojo mi pelo en un moño cuando salgo hacia la casa de Daniel.

No me parece normal que Carlos no me haya cogido el móvil en toda la mañana, he llegado a la conclusión de que como ayer lo ví por última vez en la casa de Dani, podría seguir allí por alguna razón.

La casa se Dani me pilla a 15 minutos andando, así que me pongo unas vans y voy directa hacia allí, sigo flipando cuando veo la casa de lejos. Es increíble.

 Llamo a la puerta y me encuentro a un Daniel con los ojos rojos, como si se acabara de despertar.
-Buenos días- Dice mientras bosteza.
-Fíjate, el chico ya tiene modales- digo cuando me invita a entrar cuando le digo que estoy buscando a Carlos.

La escena es graciosa, Daniel en pijama y Carlos ahora está entero de blanco con los pantalones de ayer y una camiseta blanca que lleva hoy. Están los dos recogiendo el desastre de ayer, junto a unas sirvientas. Me acerco a Carlos.

-¿Dónde está tu móvil?- Digo curiosa, con la intención de que me diga la razón por la que no me ha cogido el móvil.
-Buenos días a ti también- Dice Carlos sonriente.- Creo que está arriba, no he estado muy pendiente de él, ¿Por qué?

-Por nada no te preocupes, solo llevo toda la mañana llamándote ¿Por qué cojones te quedaste aquí?-digo frustrada.

-Nada, una larga historia...-Dice Carlos.

-Oye chicos el sábado que viene vienen Amber y Adam a ver una película aquí, ¿os apuntáis?- Dice Daniel, el cual ya está acabando de limpiar.

-Supongo que sí- Dice Carlos encogiéndose de hombros. Y yo, en lo único que pienso es...

¿Quién cojones es Adam?


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