02 | Relax

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[Relajado]

|París, Francia|

La brisa fresca de la primavera se hacía presente por todo París. Las flores modelaban sus intensos colores, las aves recitaban los más delicados sonidos del mundo y el cielo deslumbraba con sus colores rosados, adornados con unas cuantas estrellas que restaban de la noche que había pasado.

Un rubio de ojos verdes suspiró de nuevo, se había levantado una hora antes que su despertador. Un poco frustrante a veces, pero debía aceptarlo. Contrario a ella.

Se levantó energético y sin perder tiempo se colocó ropa deportiva. Con celular y audífonos en mano, salió a las calles parisinas para comenzar su trote matutino. Hasta ese punto de su vida, ni siquiera recuerda cuando comenzó a ser tan monótona, la misma rutina todos los días, como si fuese un robot programado. Pero estaba feliz.

Para ser apenas las 4:30 am., el rubio estaba bastante activo, alegre y muy relajado.

Miró las calles que daban a la Catedral de Notre Dame. Corrió por ahí recordando cuando su madre había reaparecido en su solitaria vida.

[Con maletas en mano, el chico corría hacia la puerta principal, definitivamente iría con el amor de su vida. Necesitaba ir con ella lo más pronto posible.

"Debo viajar a Canadá" Joder, la frase que había arruinado su cumpleaños, __________ debía viajar al otro lado del mundo por buenas razones, y él no dejaría de lado por todo lo que luchó, la iba a seguir hasta el fin del mundo como siempre le juró aquellas noches donde ambos solo miraban el cielo estrellado desde el techo de la casa de ella o la mansión de él, nunca hubo la intimidad que alguna vez anheló, pero aquellos momentos valían más que sus sueños hormonales.

Tendrían una casa...

Tres hijos...

Un gato...

Un perro...

¡Y un hámster!

Estaba realmente emocionado. La apoyaría en su carrera, tal vez él sería un modelo, ¿Quién sabe? Esta vez podría modelar por ganas, no obligación como alguna vez fue sometido.

De luna de miel la llevaría a una isla desierta...

Solo para ellos dos... 

Y sólo se alimentarían de frutas...

Haciendo hasta sus más íntimos sueños con ella...

Abrió la puerta, frenando al instante. Una mujer estaba a punto de tocar la puerta.

¿Se le ofrece algo señora?.— preguntó amable, pero apresurado.

Vio que aquella extraña mujer venía encapuchada. Y de a poco se la quitó dejando ver a una mujer rubia de ojos verdes, como él.

NO PUEDE SER

No puedo creer que seas tú...— susurró aquella señora conteniendo las lágrimas.

El chico la miraba sin entender, ¿Qué querría decir?.

Emmm, ¿Está pérdida?.— preguntó tratando de ayudar.

La mujer se acercó a él posando una mano en la mejilla de él, aquel tacto se le hacía tan peculiar.

Como una madre toca a su hijo.

¿Y si ella...?

No, no podía ser. Su madre falleció minutos después del parto, según su padre antes de irse y dejarlo solo.

A Real Agreste | Adrien AgresteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora