1.

23 5 4
                                    

Ni si quiera de puntitas podía alcanzar aquella maldita cinta adhesiva ¿Por qué tenía que ser tan condenadamente baja?

—Déjame ayudarte—Escuchó tras de sí, a lo que volteó a ver, y se encontró a un muchacho muchísimo más alto que ella estirando el brazo y alcanzando la cinta que la más baja buscaba.

—... Gracias—Soltó ella, en voz baja, a lo que él rió un poco.

—Qué pequeña eres—Ella mostró una expresión ofendida, mientras se llevaba una mano al pecho.

—Cállate, titán.

—¿Cómo te llamas?

La menor miró a su contrario unos segundos, sus manos muy apegadas a su propio cuerpo. Él notó que ella tenía manos pequeñas y gorditas, como de un bebé. No pudo evitar sentir ternura ante aquel detalle.

—Me dicen Kat.

—¡Gusto conocerte, Kat! Yo me llamo Marco.

Ella sonrió, y bajó la mirada a sus pies.

Una forma peculiar, pero así comenzaba su amistad. La amistad de un titán colosal y una enana.

Pequeña [Mizat]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora