Última carta a mi amado

56 10 0
                                    

Simplemente lo dejamos parado, apartado...

Un hasta luego que en cuestión de minutos se convirtió en un adiós...

Odio llorar, más en público, pero hacerlo por verdadera tristeza, la de sentirse como una miseria y ahogar tus llantos con la almohada... Eso sí que lo odio.

Traté de hacer como si todo estuviera bien para no complicar más las cosas, pero, por alguna razón, siento que eso fue mi mayor error... Mi perdición...

Lo que supongo que él no notaba ni nota a día de hoy es que, al prometer que ya no hablaría, el escuchar como lo hacía dirigido hacia otras personas simplemente clavaba agujas en lo que en algún momento fue un desdichado corazón destinado a ser nuevamente destruído...

Todo acabó con un mensaje.

Un mísero e infeliz mensaje que no hago más que leer una y otra y otra vez hasta el punto de aprenderlo y odiarlo, a él, a mi... A toda esta maldita situación...

Me ahogo en mis propias lágrimas a causa del nudo en mi garganta, necesito respirar... Respirar como lo hacía antes, pero comprendo que eso ya no sería correcto...

El hecho de estar encadenada a algo tan absurdo como esta situación hace que me odie aún más, me hace sentir débil y desechable, totalmente inservible...

Es cierto que en un principio todo lo acabé yo, dolida por la mentira y el saber que jamás sería lo mismo, pero, después de todo, creí que nos quedaría nuestra promesa... Incluso en eso me mintió...

Trato de evadir el pensar... Un sólo segundo es capaz de destruirme... Lo único que se mueve por mi mente es esa absurda sensación de soledad que me siguió cuando él se fue.

No puedo dormir... Su recuerdo inunda tanto mi mente como mis ojos y me hace estallar en llanto...

El tratar de mantenerlo todo con calma hace que mi ser se sienta inquieto, contradiciéndose y chocando una y otra vez...

La calma y la frialdad con la que aparentó demostrar cada cosa aquel día aún hiela mi sangre y me pone la piel de gallina...

No podría negar que gracias a eso me he dado cuenta de cosas importantes como personas que creía olvidadas a causa de practicamente la misma situación... Pero... Aparte de eso... No he sacado nada enriquecedor de toda esta circunstancia.

Mi cuerpo se siente débil y golpeado como si con cada, palabra que no va dirigida a mi fuera un puñal más...

Creí que después de un tiempo todo se arreglaría, pues aún le amo más que a mí misma, pero... El simple hecho de que no me quiera ver o hablar sólo confirma mi desagradable opinión sobre que finalmente se cansó de mí y se rindió con lo que ello conlleva.

Por un parte me alegro de que por fin haya elegido sobre quién era más importante y al ver que sus ideas son claras, sólo puedo suspirar para evitar nuevamente el incesante llanto que pesa toneladas en mi pecho...

Dos... Ese número me va a estar siguiendo por la eternidad... Maldito sea el número del día en que todo acaba... Maldita sea yo por seguir anclada a algo ya no recíproco.

Es triste el sentirme así de desgarrada por dentro, estas cosas no me suelen importar en lo absoluto, pero en esta ocasión me ha marcado más de lo que nunca he sentido y esa es la perdición de mi alma...

Aunque la opción de arreglarlo pueda estar presente no la podría tomar pues el daño ya está hecho... Desde que me mintió hasta que se rindió conmigo...

Sí, puede ser que esto llegue a sus manos, pero, ¿a quién le va a importar ahora?

Es triste el saber que no tiene remedio a causa de tus últimas palabras... Duele más el saber que he confiado en tí con los ojos cerrados, sin importar lo descabellada que fuera tu afirmación, y que tú lo has utilizado en tu beneficio que el saber que jamás podré amarte como solía hacerlo.

Yo ya no tengo corazón, todo el que quedaba está escrito aquí, espero que tu puedas disfrutar del tuyo que aún atesoras.

Y no creas que te guardo rencor por esto, para nada, aunque no sea igual, te sigo amando, quizá de otra manera... Pero amor al fin y al cabo...

Sólo te pido algo más... Y es que seas felíz... Por tí, por mí y que seas capaz de repartir la felicidad de tu corazón con alguien que sí que lo merezca...

Siento haber sido la persona incorecta por tanto tiempo y siento que no pueda decirte todo esto a la cara por miedo a soltar cualquier incoherencia inconveniente en esta situación... Además, sólo hago caso a tus deseos, tus deseos de no verme ni hablarme...

Disculpa por poner de excusa tan cruel oración, pero... ¿Acaso no es así?

Sin nada más que decir, espero que jamás sientas el dolor que sentí haciendo todo esto, y lo repetiré una última vez antes de que todo esto acabe definitivamente...

Te amo.

Memorias de un AlienDonde viven las historias. Descúbrelo ahora