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Al cumplir los 4 años fue que sucedió.

Ese mismo día yo habia salido con mi madre al mercado, los dos íbamos felices pero algo pasó, justo cuando pasábamos por un callejón logré divisar a la mujer que siempre me acompañaba.
Yo feliz y con toda la inocencia del mundo le dije a mi mamá que le quería presentar a una amiga, ella me dijo que sí y yo la guíe hasta el callejón claro que al llegar allí no me esperaba su reacción

-Vamos mama-dije con una sonrisa pero al voltear vi que ella estaba parada en su lugar y su mirada se llenaba de terror- Mamá ¿que pasa? - pregunte con inocencia

-Vámonos… - dijo ella en un susurro y sin previo aviso me agarro y con rapidez ambos volvimos a nuestra casa.
Yo no entendía lo que pasaba pero apenas pisamos la entrada ella empezó a llamar frenéticamente a mi padre, las sirvientas trataron de calmarla pero ella seguía presa del pánico, en ese momento llego mi padre junto a Indra.

-¿Que esta pasando? - pregunto mi padre.

-La vi.. - dijo mi madre, Indra y yo escuchábamos en silencio- vi a tu madre o por lo menos su espíritu-dijo mamá, la cara de papá cambió de ser una seria a una de completa angustia.

-¿Mamá a que se refieren? - pregunto mi hermano por los dos, nuestro padre nos miro y suspiró.

-Debo contarles una historia, creo que es hora de que lo sepan-nos dijo, ambos lo seguimos hasta el dojo.
Una vez allí nos conto la historia de el y nuestro tío, del origen de nuestro Clan y finalmente nuestra abuela Kaguya.

Yo no podía creer lo que escuché, esa mujer que siempre velo por mi fue y es nuestra abuela, pero por como la describió mi papá ella no es estable psicológicamente y que si la vemos nos alegemos de ella.
Indra asintió sin rechistar pero yo no pude obedecer, después de todo Kaguya conmigo se abia mostrado dulce, tranquila. Simplemente no podía creer que ella nos intentará matar solo por recuperar su poder, asique a la noche cuando estaba solo en mi habitacion pude ver que ella me estaba esperando.

-Asique ya sabes mi nombre- me dijo con seriedad pero en sus ojos se notaba la tristeza

-Si, pero no creo que seas mala después de todo me cuidaste- expresé

-Entonces mañana te daré una sorpresa- dijo ella sonriendo  y desapareció, yo me dormí sin saber que el infierno llegaría al día siguiente.

Desde la perspectiva de AshuraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora