Noche 1 - Lilu

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Un sobresalto. Una oscura presencia. Una antigua pulsación llena de odio.

Hotaru despertó de golpe, abriendo los ojos como si le fuera la vida en ello, y se quedó mirando el techo fijamente durante unos minutos. Una mirada desorbitada de espanto en la penumbra de una habitación únicamente iluminada por la luna.

Cualquier persona que hubiera sentido lo que ella habría despertado de golpe, habría gritado, se habría movido bruscamente y quizás hasta habría encendido la luz para ahuyentar al demonio que había invadido sus sueños. Hotaru, en cambio, se había acostumbrado a despertarse de noche en estados mucho peores, con todo tipo de dolores, pesadillas e incluso enfermedades. Y sin embargo, lo que la había despertado era más importante que todas esas malas noches.

Aunque había otro motivo más por el que no se había movido de sitio. Era el que la aliviaba todas las noches de pesadillas, el que la ayudaba a recordarse que era una persona fuerte y segura por sí misma: Lilu.

Hotaru se relajó y dejó que su cabeza simplemente cayera de lado hacia su acompañante. Ésta dormía plácidamente, de lado, con su pelo rosa suelto molestándola un poco. La luz de la luna parecía que solamente la iluminara a ella; era su protectora. Tenía a Luna-P, un bot y su mejor amigo, atrapado entre los brazos de su ama como el peluche que también era. Hotaru sonrió de esa forma dulce que solamente ella sabía hacer, pensando que era raro que no hubiera mandado a paseo a Luna-P de una patada (y a Hotaru misma de paso).

Esa chica, Lilu... En realidad se llamaba Chibiusa. Lilu era el nombre que le regaló Hotaru cuando Chibiusa pasó por una fase rebelde hace un tiempo. A ella le gustó tanto que guardó celosamente ese nombre y castigaba con sus poderes (y sus puñetazos) a todo aquél que lo nombrara y no fuera Hotaru.

Y Hotaru, en esos instantes, rememoraba el amor que desprendieron los ojos de Lilu cuando le descubrió ese nombre, traído de las estrellas.

—Los nombres verdaderos tienen poderes —le contó en su momento, Hotaru—. Aparecen en tu mente como si fueran seres vivos e invocarlos te puede traer la felicidad, y también la desgracia.

—Entonces, cuando estabas luchando contra Mistress 9, tu otra personalidad, dentro de tu propio cuerpo...

—Invocaba tu nombre para que me diera fuerzas.

—Ojalá supiera tu verdadero nombre —se lamentó.

—La mayoría de las personas nunca lo llega a conocer.

Aquellos recuerdos felices dieron paz a Hotaru, quien miró por última vez a Chibiusa, mientras su propia madre la protegía con su luz, la de la Luna, y volvió a quedarse dormida entre la oscuridad que siempre la envolvía a ella.

El poder de un nombre [Sailor Moon - Hotaru x Chibiusa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora