doce

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Me levanto de mi asiento, para estirar mi cuerpo. Las clases de hoy ya han terminado y me dirijo a mi casillero para ver que cuadernos puedo dejar ahí para no tener que andar con tanto peso en la espalda.

Lo abro y guardo el cuaderno de historia e inglés y prosigo con cerrar el casillero.

Doy un salto del susto cuando veo a mi compañero apoyado en estos.

¿Cómo se le ocurre colocarse justo ahí? ¿A caso me quería asustar?

No sé cómo interpretar su manera de acercarse, no lo hace con nadie más. En lo que llevamos de año escolar solo ha pasado palabras conmigo y dos compañeros más, pero nada como para que sean mejores amigos. ¿Es un chico solitario?

Con esa expresión de querer matar a todos, difícilmente se le acercarán, creo que hasta los chicos les temen por su manera tan abrupta de hablar.

— No era mi intención asustarte. — se disculpa. — Soojung, ¿Vamos?

Me invita y yo asiento con la cabeza. Ambos nos salimos del aula para dirigirnos a la puerta principal del instituto.

No es para nada interesante el camino, es el mismo de siempre, solo que claro, hoy voy acompañada.

Caminamos por las calles sin pronunciar ninguna palabra, y claro que yo lo agradezco. El trayecto a mi hogar fue bastante cómodo para mí.

Cuando ya vamos llegando a mi hogar comienzo a caminar más despacio.

Min Yoongi, agradece que mi hermano no se encuentra en estos momentos en mi hogar.

— Kim, apura. — me manda. — Quiero ir pronto a mi casa y queda al otro lado.

Retomo la velocidad que antes usaba y cuando ya llegamos a la puerta de mi hogar inserto la llave a la cerradura y abro despacio la puerta, entro y le doy el espacio a mi compañero para que ingrese para cerrar.

Aplaudo dos veces para avisarle a Jung que ya he llegado.

— ¡Ya voy cariño! — grita mi padre saliendo de la cocina, con un delantal puesto. — ¿Él es tu compañero Soojung?

No le respondo.

— Hola, señor Kim. — saluda erróneamente mi compañero, mientras hace una pequeña reverencia con su cabeza. — Soy Min Yoongi, compañero de su hija. — termina.

Jung no es de tanta formalidad, es muy tranquilo en ese ámbito. Creo que hasta le dio diabetes cuando escuchó a mi compañero hablar de esa manera. Hasta yo quedé bastante impresionada.

— Hola Yoongi. — le devuelve el saludo. — Dime Jung, por favor. — le corrige.

— Claro señor.

Vuelvo a aplaudir, para llamar la atención de ambos hombres, ya que parecen haber olvidado de mi presencia en estos momentos.

— ¡Oh, cariño! Vayan a estudiar en el comedor, yo estaré en la cocina.

Sin más me dirijo al comedor y dejo mi mochila sobre la mesa, mientras que mi compañero me sigue por detrás y repite mi acción con sus pertenencias.

Le muestro mi mano abierta para que me espere y subo a mi habitación por la computadora. La prendo arriba mismo en mí habitación y, al ver que no responde, conecté el cargador, pero de igual modo no prendió.

Te tenías que morir justo hoy, maldito aparato electrónico. Lo desconecto y vuelvo a donde mi compañero se encuentra.

Él me observa llegar y aprovecho la situación para explicarle. Con mis dos manos, hago que escribo en el computador, pero en realidad es en el aire y luego pongo mis manos en mi cuello fingiendo que me ahorco.

Be Quiet • Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora