veintiuno

75 8 5
                                    

Min Yoongi tampoco vino hoy al instituto.

— Muy bien chicos, eso es todo por hoy. — habla la profesora. — Ordenen sus cosas y pueden retirarse cuando la campana suene. — concluye.

No es mucho lo que tenemos que esperar hasta que la campana sonó. Tomo mi mochila y luego de colocarla sobre mis hombros comienzo a caminar hacia la puerta trasera del aula. Todo iba bien, hasta que la profesora golpea fuertemente su mesa, provocando que frenara mi paso.

— Kim, recuerde que usted se tiene que quedar aquí. — me avisa.

Lentamente me doy media vuelta y me siento en el puesto de al frente, tirando la mochila sobre la mesa. La profesora me mira, recoge sus cosas y se dirige a la puerta.

— Su compañero llegara pronto. — me dice y se va probablemente a la sala de profesores, para revisar trabajos, pruebas, no sé no me importa.

De seguro que su vida es triste, tal vez casada y con hijos o divorciada y con hijos.

Me recuesto sobre mi mochila y cierro los ojos para esperar a quien sea mi profesor.

— Ayúdame... — es lo único que atino a decir a quien sea que esté afuera.

Un chico, es un niño un poco más grande que yo. Ve que es lo que exactamente está sucediendo aquí adentro. Al aclarar su mente de lo que ha visto, me fijo en su cara de horror y asustado. Se marcha dejándome sola con este chico.

Esto ha sido una completa traición, estoy en problema y quiero y necesito su ayuda. Es la única persona que esta acá. Comienzo a llorar, todo depende de él mi confianza esteba en ese niño que estaba afuera y que me rescatara, como un príncipe azul salva a su princesa.

— Ya... No quiero jugar. — digo aumentando mi llanto tratando que me suelte.

— Si quieres, si quieres. — repite.

— ¡Ella ha dicho que no! — grita Hoseok acercándose a nosotros. — Déjala en paz. — me agarra de ambas manos y logra sacarme de los brazos del niño. — Corre Soojung, ve con mamá.

Asiento y salgo corriendo de mi habitación.

— Oye, oye. — alguien me agita por mis hombros.

Antes me habría alejado rápidamente por el hecho de que me esté tocando, pero no después de lo sucedido la semana pasada.

Levanto mi cabeza y miro al dueño de esas suaves manos que tocan mis hombros. ¿Park? ¿Qué hace él aún en el instituto?

— Oye, ¿Estas bien? — pregunta preocupado. — Estas sudando. — al decir eso toco mi cabeza con mi mano y la retiro de inmediato al notar que quedó bastante húmeda con tenerla tan solo unos segundos. — Ve al baño, yo te espero. — me dice.

¿Esperarme? Lo miro con una cara de confusión plasmada en mi rostro.

— Ah, parece que no sabes. — dice para él más que para mí. — Yo seré quien te ayude. — aclara.

Asiento y me largo al baño.

¿Park será quien me ayude? Pensé que él no era un buen estudiante. Se queja demasiado y en todas las clases, quien lo diría.

Camino por los pasillos hasta dar con los baños de damas y entro en el. Me acerco al lava manos y abro el grifo, mojo mis manos y las dirijo a mi rostro para lavarlo y despertar de mi pequeña siesta.

Cierto, el sueño.

¿Sueño o recuerdo?

Ah, es agotador. Pero si conecto lo de ahora con lo que ya he recordado todo va de acuerdo a un orden. En ese caso, si hay un testigo nuevo y es exactamente ese niño. ¿Por qué no lo recordaba antes? ¿Alguien más lo vio?

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 15, 2019 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Be Quiet • Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora