Mi mayor pasión

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Hoy como cada día me levanto de mi cama. Sí, el despertador ya ha sonado. Comienza un nuevo día en el que a priori no hay nada especial en él. No sé que será peor, si mi vida que es pura rutina o el hecho de que no haya nadie a mi lado derecho de la cama, y es que aunque lo intento no doy encontrado a la persona adecuada. Estoy cansada de llevarme decepciones en esto que la gente llama “amor”. Yo nunca he sido confiada pero últimamente aún lo soy menos. Y lo peor de todo es que aún no sé ni lo que quiero verdaderamente ni lo que me gusta.

Voy a presentarme ya que llevo rato contándoos mis pensamientos y los motivos por los que no puedo levantarme día tras día con esa curva en mi cara, también llamada sonrisa. Me llamo Nuria y tengo veintitres años. Últimamente sólo vivo para mi trabajo ya que hace apenas dos años acabé mi carrera de Inef y trabajo dando clase en un instituto, además de entrenar un equipo, uno de los mayores hobbies de mi vida, ya que jugué bastantes años al fútbol sala, pero me vi obligada a dejarlo por estudios. Y díreis que para Inef casi no hace falta estudiar, pero es que además me ví obligada a trabajar a media jornada para poder pagarme los estudios, debido a que no me hablo con ningún familiar, excepto mi hermano, al único que sigo apreciando.

Hoy he quedado para comer con mi hermano, Borja, el cúal me habla por Whatsapp todos los días. Él es cinco años mayor que yo y por lo tanto me cuida desde que tengo uso de razón. Él fue el único que me apoyó en la decisión que tomé hace unos años.

Llegaba tarde a trabajar por lo que me levanté de una vez de la cama y me metí en la ducha. Cuando salí me puse mis vaqueros preferidos, una sudadera y unas converse. Metí en mi mochila un pantalón corto y demás ropa para hacer deporte y ducharme luego. Arranqué mi Audi y puse dirección al colegio.

Cuando llegué, estaba Ana entrando por la puerta por lo que ya entré con ella. La sirena aún acababa de tocar ahora. Por suerte tenía la primera hora de guardia, así que me fui a preparar un café mientras hablaba con mi compañera.

 -Oye Ana, ¿puedes pasarte esta noche por mi casa?

 -Si, sin problema, ¿pero para qué?

 -Tengo que proponerte una cosa, tú a las nueve ven.

 -Bueno vale, a las nueve en punto me tienes en la puerta. Pero me invitas a cenar eh!

 -Faltaría más. Bueno, me voy que tengo que preparar el pabellón para mi siguiente clase. Ya hablamos por Whatsapp. Hasta esta noche.

 -Chao!

Lo que le iba a proponer a Ana era una locura, pero tenía que intentarlo. Sin darle más vueltas al tema, cogí mi mochila del coche y me dirigí al pabellón a preparar todo, ya que hoy mis alumnos tenías examen de fútbol sala. Había parte práctica y parte teórica, como siempre.

Cuando estaba cogiendo los balones mi teléfono sonó y como aún no había acabado la clase lo descolgué.

Oí la voz de una mujer al otro lado de la línea:

-Buenos días, ¿ es usted Nuria López?

-Buenos días. Si, soy yo. ¿Quién es usted?

La respuesta al otro lado de la línea me sobresaltó ya que unos de mis sueños se podía volver a cumplir.

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