Abrí la puerta y Ana entró. Nada más pasar cerré la puerta, mientras ella se dririgía con paso firme a la cocina, ya que no era la primera ni la segunda vez que estaba en mi casa.
Pusimos la comida en la mesa del salón y nos sentamos a cenar, como no con la televisión puesta en telecinco, ya que hoy se televisaba la primera audición a ciegas de la voz. La música era algo que me gustaba, pero no se me daba muy bien, tocaba un poco la guitarra y cantar...eso ya ni lo nombremos.
Tras un largo silencio, mientras Jesús Vázquez presentaba esta edición de la Voz, me decidí a hablar.
- Ana, tengo algo que proponerte, por eso te he hecho venir aquí hoy.
- Si, ya me lo suponía...como nunca me invitas a cenar...- dijo de forma divertida.
- Vaya ataque más gratuíto - logré decir entre risas. La muy lista siempre que podía me picaba.
- Venga, déjate de bromas y dime de una vez que es lo que quieres.
- Vale, lo digo. Pues verás, esta semana tengo que ir a Bilbao a arreglar un asuntillo y era a ver si me acompañabas. En un día vamos y al siguiente ya volvemos.
- Sabes que lo haría, pero tengo que trabajar.
- Es este fin de semana. Me voy a las seis de la mañana. Piénsalo y dime mañana por la mañana.
-Vale, me lo pensaré. Ahora vamos a ver la Voz, anda.
Recogimos la mesa y llevamos los cubiertos y la vajilla para la cocina. Luego ya los fregaría.
Nos sentamos en el sofá grande las dos y vimos como una edición más Malú era el alma de la fiesta. Siempre haciendo bromas, y esta vez le volvía a tocar a Melendi, aunque hubo unas cuantas novatadas para su querido amigo Alejandro Sanz.
Cuándo acabó el programa Ana decidió irse ya que mañana había que ir al colegio. Tras despedirla, subí a mi cuarto, me puse el pijama y me fui para cama. Ya recogería al día siguiente todo lo de la cena, además de preparar la maleta. Si, siempre dejo todo para el último momento.
El despertador sonó a las seis de la mañana, y con mucha pereza me levanté de la cama. Pensar todo lo que tenía que hacer hoy....Pero hoy a diferencia de todo este tiempo me levanté muy animada, ya que hoy había quedado con esa tal Claudia.
Cuando me encontraba en la ducha, mi móvil empezó a sonar. Era extraño, no esperaba ninguno llamada. Salí de la ducha lo más rápido que pude, pero cuando alcancé el móvil este había dejado de sonar. Miré en la pantalla y ponía:
Llamada perdida: Borja:)
Me quedé unos segundos sin saber que hacer. El móvil no volvió a sonar. Era muy extraña esa llamada, ya que mi hermano no me solía llamar a estas horas y si necesitara algo me mandaría un Whatsapp.
Cuando reaccioné lo llamé, pero sonaron los pitidos hasta que me salió su buzón de voz. Acabé de vestirme y me dirigí hacia el colegio, ya que hoy no me podía permitir llegar tarde otra vez, ya que tenía que pasarme por el despacho del director a dar parte de lo que había pasado el día anterior en el examen.
Cuando llegué al colegio fui a junto del director y le expliqué todo. No los aprobaría. Hasta septiembre estarían suspensos. Además ya habían llamado a sus familias para darles la noticia.
Ahora me encontraba en la sala de profesores, ya que tenía hora libre y no iba a irme para luego volver, era una tontería y una pérdida de tiempo. Estaba absorta en mis pensamientos cuando Ana me habló:
- Oye, ¿estás aquí? - me miró ,con cara preocupada Ana.
- Si, perdona, sólo estaba pensando.
- ¿ Tú pensando? ¡Que raroo!- alargó la última o mientras reía.
- Si, pensando.
-Bueno, sólo era para decirte que cuentes conmigo para mañana.
- Vale, pues ya te confirmo hora y eso por Whatsapp.
- Perfecto. Me voy que tengo que preparar unas cosillas.
La mañana transcurrió de lo más aburrida y sin noticias de mi hermano, al que intenté llamar pero el que contestaba era su buzón de voz. Decidí quedarme a comer en el bar de enfrente del colegio, mientras planificaba los entrenamientos que tendría con los níños después de la reunión con Claudia. No sé si os lo he contado, pero yo entreno un equipo mixto de futbol sala, de prebenjamines. Son todos muy adorables.
A las seis en punto entró una chica rubia por la puerta. No era muy mayor, más bien joven. Lo que me sorprendió fue que se sentara en la misma mesa que yo. Esta tras tomar asiento empezó a hablar.