Que lindo es volar alto y soñar despierto.
Pero cuidado, volá alto, pero no tanto.
Porque el día que te toque caer, estarás más alto que nunca.
Y luego que caigan tus ilusiones te será el doble de difícil volver a subir al cielo.
Por eso hay momentos buenos para volar y momentos buenos para tener los pies sobre la tierra.