Capítulo 4

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forso la vista y pudo ver un cuerpo en el suelo.

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- momentos antes -

Marthina había despertado de su ciesta, pero algo era distinto, sentía como si alguien la estuviera cargando, en eso levanto la vista, y en efecto estaba siendo cargada por un hombre, tenia el pelo plateado y los ojos negros como la noche, usaba una máscara que le cubría desde el mentón hasta la nariz, se trató de soltar pero sólo consiguió caer de espaldas al piso, su secuestrador la tomo de la muñeca y la obligó a caminar, Marthina ponía resistencia pero no funcionaba, grito con la esperanza de que Leo o su padre aparecieran, pero no fue así, lo único que consiguió fue una mordaza colocada por aquel hombre, amedida que pasaba el tiempo, veía arboles, lo que significaba que estaban en un bosque, ella se aferraba a los árboles, pero solo conseguía dejar rasguños.

En un punto, su secuestrador agarró una soga que tenía al costado de su cinturón, ató un extremo a un árbol y con el otro extremo ató las muñecas de Marthina, el hombre se sentó en el piso, y con ayuda de una navaja que saco de su cinturón cortó la tela de su pantalón, mostrando una herida profunda y con esa navaja penetro la herida, el hombre hacia gestos notables de dolor, hasta que al fin sacó lo que parecia una bala, arrancó la tela de su sudadera y envolvió su pierna. Luego de unos minutos, desató la soga del extremo donde estaba el árbol y empezó a arrastrar a Marthina nuevamente.

El hombre la arrastraba a una cueva, en ese momento Marthina volvió a forsejear, cada vez más fuerte, pero era inútil.

Tras entrar en la cueva, el hombre tomo la navaja que había utilizado antes y la acercó a Marthina, ella miraba cada movimiento del hombre con temor, pero simplemente aprecio como el sujeto tiraba el arma lejos, en esa cueva solo había una linterna de acampar, pero aún así podía ver.

Secuestrador: ¿sabes porque estás aquí?

Dijo quitando la mordaza que Marthina tenía puesta

Marthina: En realidad, no.

Secuestrador: Bueno, verás, tu padre le debe algo a mi jefe, por eso decidió enviarle otro mensaje

Marthina: Te hubieras ahorrado la molestia si tu jefe le enviaba una carta

Secuestrador: Ay pequeña, es que no entiendes la situación, ya le mandamos cartas, pero tu padre jamás les hizo caso, así que, mi jefe desidio enviarle otra clase de mensaje, uno más... convincente.

Su agresor le arrancó un poco de tela de la remera de Marthina

Matías: Esto servirá para que tu estúpido hermano te encuentre.

Luego de que el secuestrador haga eso, Marthina sintió un fuerte golpe en su cabeza y quedo desmayada.

- en el presente -

Leo se acercó velozmente al cuerpo tirado en el suelo, ya que el cuerpo se encontraba de espaldas, la dio vuelta y pudo ver el rostro de su hermana con algunos rasguños, la tomó en brazos y la sacó de aquella cueva.

De camino a su casa, Marthina comenzo a moverse en los brazos de Leo, la pequeña abrió los ojos y una gran sonrisa se formó en su rostro y junto a esa sonrisa, aparecieron unas lagrimas, Marthina Abrazo como nunca a Leo y siguieron su camino

168 HorasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora