CAPÍTULO II. El CIRCO

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No tardaron en venir los oficiales a investigar el caso.

Los forenses revisaron el cuerpo y se lo llevaron. Al parecer el anciano se llamaba Jonathan, y no tenía familia. Según expedientes se divorcio y nunca tuvo hijos.

Las autoridades siguen buscando pistas acerca de lo que sucedió. Se quedarán toda la noche a buscar pistas y si es posible hallar con el asesino responsable.

Vuelvo a mi camerino. Al entrar me llevo una sorpresa.
Un muñeco está sobre mi cama. De uno veinte centímetros, hecho de porcelana. Vestido con un traje negro y de cuadros color blanco y negro.
Tiene un gorrito que usaban los típicos arlequines.
Esta igual del mismo tono que su ropa.
Tiene un maquillaje muy peculiar.
Alrededor de sus ojos azules están pintados de color negro.  Y en medio de sus cejas y sus ojos cruza una línea recta y fina.
Sus labios están cerrados y pintados también de color negro.

Me preguntó quién dejo esto aquí.
En ese momento entra Miriam. Oculto el muñeco antes de que lo descubra.
-Anastasia ¿Estás bien?
-Si, gracias por preguntar.

Miriam se sienta conmigo a la orilla de la cama.
-Seré sincera contigo. Este lugar no es lo que tú crees. Hace tiempo que pasa esto. Muchos asesinatos suceden aquí. Y desapariciones. En especial niños.
Cada vez que un niño o niña entra a ver el espectáculo no sale de ahí para contarlo.
Se cree que hay un tipo de guardian que vive en este lugar y mata a cualquiera que se interponga en su vida. Y creemos que el es quien se lleva a los niños.
-¿A dónde se los lleva?
-Nadie sabe.
-¿Y por qué no se van de aquí?
-Si tan solo entendieras. Este es nuestro hogar, la mayoría de nosotros no tiene a dónde ir. Y es el único lugar donde aceptarían a loco y a personas anticuadas como nosotras. Pero por otra parte, nos importa la paga. El señor Salazar ha sido muy generoso con cada uno de nosotros. El continua pagandonos a cambio de que nos quedemos.
-¿Y que hay del circo? ¿Por qué no lo cierran?
-No sé cómo explicar, pero a pesar de que sucedan estas cosas. Siempre el público viene, sin importarles lo que sucede. No podemos cerrar, acabaría con todo. Con nosotros en especial.

-Entiendo, y tienes razón.
-Solo debes estar tranquila. Solo si lo ves no lo molestes. Tu concéntrate en lo tuyo.
-De acuerdo, así lo haré.

Miriam sale del cuarto.
Busco al muñeco.
¿Que rayos? No está donde lo deje hace un segundo.
¿Que sucede?

Veo al muñeco recargado en e espejo del tocador. Mirando fijamente hacia mi posición.
Juro que no lo deje ahí. Solo espero no estar perdiendo la cabeza.

Me acerco al tocador y tomó al muñeco.
-Si que eres un muñeco muy extraño... Y lindo a la vez.

Lo coloco dentro del armario. Quizá le pertenezca a alguien, y me lo dejo solo para echarme la culpa.

Me retiro las medias y las zapatillas.
Después el vestido. Lo doblo y la coloco a un costado del tocador.

Ahora me coloco un vestido fresco. De color gris y unos zapatos de tacón bajo del mismo color.

Salgo del camerino. Las horas y los minutos se han ido corriendo.
La noche ha llegado.
Los policías continúan en el escenario, investigando y buscando pistas.

Continuo caminando hasta llegar a un comedor que está afuera en la parte trasera del circo.
Hay una mesa larga con un mantel blanco. Y varios platos de plástico con tenedores y vasos.
Otra mesa hay a unos metros de esta. Ahí hay unas vasijas con diferentes alimentos: trozos de pechuga de pollo empanizada, ensalada de lechuga, jitomate, y pepino, sopa de jitomate y carne de puerco.
Y una máquina de café.

Miriam esta sentada junto con Sebastián el domador, que se encuentran ya cenando. Me siento a un lado de ellos.
-Hola Anastasia, bienvenida. Me encantó tu presentación.
-Gracias Sebastián.
-¡Valla sabes mi nombre! Que inteligente.

ARLEQUIN [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora